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Generaciones enteras de españoles tienen grabadas a fuego las letras de las canciones de los payasos de la tele. 'Don Pepito y don José', 'La gallina Turuleca', 'El auto de papá'... son ya himnos inolvidables que hoy regresan a Logroño de la mano de Fofito ... y su hija Mónica, con 'Viva el circo'. Hasta el día 26, payasos, trapecistas, equilibristas y un sinfín de artistas desfilarán por la carpa de Las Norias para el disfrute de grandes y pequeños.
– Lo primero, permítanme… ¿¿¿cómo están ustedes??? Perdonen, no me he podido resistir. ¿Cuántas veces han empezado una entrevista así?
– Fofito: Un montón. Ya hemos perdido la cuenta. Yo ya tengo mi edad y cada vez que me hacen una entrevista o voy a un estudio de radio, la digo.
– Ya en serio, háblennos de su espectáculo. ¿En qué consiste?
– Mónica: 'Viva el circo' es un espectáculo completamente nuevo, con cosas nuevas que la gente que haya ido a vernos en ocasiones anteriores no conoce, pero rescatando lo más tradicional del circo puro y duro, del circo de toda la vida. Esas cosas que nos vienen a la cabeza cuando alguien dice la palabra circo, pero traídas a día de hoy, presentadas de una manera moderna.
– El circo respira tradición, ¿cómo sobrelleva la invasión de las pantallas, de lo digital?
– M: Es muy curioso. Decimos que los jóvenes, sobre todo los niños, están muy enganchados a las pantallas, pero eso no es tan cierto. Cuando luego llevas a los niños a un espectáculo y de verdad les estás presentando algo que les gusta y en un formato que les gusta, se quedan igual de enganchados. Lo tenemos comprobadísimo. Llevamos más de dos años de gira con este espectáculo y la reacción de los niños al ver que esas cosas están pasando delante de sus ojos, les engancha exactamente igual que una pantalla, si no más todavía. La magia del circo no ha cambiado.
– Vaya, que el público actual se queda tan embobado como hace treinta o cuarenta años, ¿no?
– M: Claro, porque para ellos es algo novedoso. Hay muchos niños de entre 5 y 12 años, por ejemplo, que vienen y nos dicen: 'Es la primera vez que voy a un circo'. Para ellos es algo completamente nuevo y ver un espectáculo en directo engancha.
– Será una vivencia nueva, pero las canciones sí las conocen.
–F: Sí, esa es una cosa buena de las redes. Resulta que estamos trabajando y vemos que el niño mira al abuelo cantando ese 'Hola don Pepito' o esa 'Gallina Turuleca', y se queda el crío como diciendo: '¿Cómo mi abuelo se sabe estas canciones si son las que me aprendo yo en el cole y las veo yo por la 'tablet'?'. Y ves a toda la familia cantando esas canciones al mismo tiempo. Es muy bonito.
– M: Sí, hay niños, que no conocieron lo que fue el 'boom' de los payasos de la tele y, sin embargo, a través de Internet, saben perfectamente quiénes fueron, y saben quién es Fofito y vienen y le saludan y le abrazan como toda la vida.
– Interpretan las canciones que siempre han llevado en el circo. ¿Tienen Mónica Aragón y Fofito alguna más especial?
– M: La verdad es que es difícil escoger una porque todas tienen su momento y esto es como si te preguntan a quién quieres más, a papá o mamá. Pues es igual.
– Hablando de familia, ustedes llevan toda la vida trabajando juntos, con hermanos, tíos, sobrinos, hijos, primos…, en familia. ¿Hay una receta especial?
–F: Pues dentro del espectáculo es fácil: Mónica hace el papel de Gaby, el serio, el maestro, el que siempre está corrigiendo, y yo hago el papel del tonto que al final la engaña a ella. El público ya identifica a Mónica como a Gaby y a mí como el tonto; y esa fórmula ha funcionado siempre.
– ¿Y en el aspecto personal?
– F: También es muy fácil, Mónica me regaña a mí en la pista y cuando termina y nos vamos a la caravana, pues soy yo el que la regaña a ella y ya está (ríe).
– Después de los años, ¿sigue habiendo nervios o están dominados? ¿Qué les cuesta más?
– F. No, no, nervios hay siempre.
–M: Lo que nos cuesta es tener tiempo para irnos de vacaciones (ríen).
– F: Aparte, cuando te están presentando, te entra la responsabilidad de la familia Aragón sobre los hombros. Te dices: 'Tengo que lograr hacerles reír porque mi padre, mi abuelo, mi bisabuelo hacían reír y yo tengo que salir a ganármelos igual que hicieron ellos.
– M: Es querer estar a la altura de todo lo que ha habido antes.
– Eso de hacer reír no es fácil. De hecho, ser payaso es algo muy serio, pero en otros ámbitos se usa como un insulto. ¿Qué tal les cae a ustedes?
- F: Pues mira, nosotros lo llevamos con orgullo. Que nos llamen payaso es un orgullo para toda la familia. A quienes sí les molesta es a los políticos(ríe).
- Ya por último, la desaparición de los animales en el circo, ¿la perciben como una pérdida para el espectáculo circense?
- M: No, yo creo que no. Simplemente es un cambio de etapa. Antiguamente, la mayoría de las personas no tenían acceso a zoológicos y viajar era un lujo, por lo que no había otra manera de acercar los animales a la gente. Con el tiempo, han cambiado muchísimas cosas y eso ya no es necesario. Es una evolución más, igual que antes no había micrófonos o la iluminación era muy precaria.
El circo respira tradición pero no es inmune a la modernidad. La carpa de Las Norias cuenta con calefacción y equipo de sonido e iluminación de última generación. Las entradas se pueden adquirir en www.vivaelcirco.com y ofrecen descuentos por compra anticipada y por cumpleaños.
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