«No se puede decir que Vox es un partido fascista»

«Entre 1937 y 2004, la derecha en España ha disfrutado de una continuidad que no ha tenido en otros países europeos a causa de la Segunda Guerra Mundial o de los regímenes comunistas», explica Pecharromán, profesor de Historia Contemporánea en la UNED. «En España, donde ha estado en el poder durante la mayor parte de este periodo, ha sido muy sensible a los cambios sociales y les ha dado una respuesta inmediata, incluso eliminando los partidos que se quedaban obsoletos para adaptarlos a planteamientos más modernos y cercanos a la actualidad del momento. Es un proceso de destrucción creativa que, alejado de cuestiones dogmáticas, les ha garantizado el éxito electoral», agrega.

Y es que la derecha de principio del franquismo, «que era fascista», no tiene nada que ver con el PP de Aznar, resalta Pecharromán. Por el camino aparecieron el Movimiento Nacional, la UCD, Alianza Popular... «Las generaciones se han ido relevando con normalidad y evolucionando», apunta el autor.

Eso sí, Pecharromán recuerda que el término 'derecha' ha tenido un difícil encaje social en algunos momentos políticos. «Desde la Transición, la derecha no ha querido reconocer que era derecha. Cuando muere Franco, la UCD se inventa el centrismo y el PP luego dice ser el 'centro-derecha'. ¿Quién es la derecha? Pues la extrema derecha, que en la España posterior a la Guerra Civil tiene muy poco peso», resalta.

El historiador cerró la etapa de estudio de 'La estirpe del camaleón' en 2004 porque «el presente debe ser analizado por los politólogos y los periodistas», destaca. Aun así, piensa que Vox, con cinco años de vida, es un partido que «aglutina tres corrientes de la derecha occidental»: «La revolución conservadora de los años 80, el catolicismo tradicionalista y el nacionalpopulismo, que se manifiesta en la actitud contra la inmigración y en la defensa del Estado unitario», detalla Pecharromán.

«Pero no creo», añade, «que se les pueda aplicar el término 'fascista'. Una formación fascista defiende un régimen centralizado, de un partido, con la economía controlada por el Estado y una acción represiva contra la oposición. Eso no es Vox. Otra cosa es que le llamemos extrema derecha y además, tengamos que estar pendientes de su evolución», asevera.