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Para Luis Sepúlveda la única obligación del escritor era «contar bien una buena historia» y «no cambiar la realidad». Los libros no cambian el mundo. Lo hacen los ciudadanos». Así lo repetía el narrador chileno fallecido este jueves en Oviedo a causa del coronavirus a los 70 años. Sepúlveda fue el primer diagnosticado de Covid-19 en Asturias, donde este gran fabulador, ecologista, indigenista y disidente de casi todo, halló acomodo y paz hace más de dos décadas. Vivía en familia y escribía feliz en Gijón, ciudad en la impulsó y dirigió proyectos como el Salón del Libro Iberoamericano y que propondrá nombrarle hijo adoptivo de la ciudad.
Sepúlveda falleció en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), en cuya UCI permaneció 48 días conectado a un respirador. El 29 de febrero, tras asistir al festival literario Correntes d'Escritas en Póvoa de Varzim, al norte de Portugal, se le diagnosticó una neumonía asociada al coronavirus.
«Vuelvo cada año a Chile y me siento muy querido, pero mi vida está en Asturias. No se me pasa por la cabeza abandonarla. Es donde hallé mi lugar en el mundo y donde me siento querido y contento», repetía el autor de una veintena de novelas. Títulos como los aclamados 'Un viejo que leía novelas de amor' e 'Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar', o 'Patagonia Express', 'Mundo del fin del mundo', 'La rosa de Atacama', 'Fin de siglo' o 'La última frontera'.
Nacido en la ciudad chilena de Ovalle en 1949, era hijo de una enfermera mapuche y de un militante comunista de quien heredó la ideología «profundamente roja». Cercana al gobierno de Salvador Allende, abandonó Chile en 1977, tras ser encarcelado casi tres años por la dictadura de Pinochet que le conmutó 28 años de prisión por ocho de exilio. Fue nómada por una docena de países, –Nicaragua, Suecia, Argentina, Uruguay, Ecuador o Brasil entre otros–, antes de asentarse en Hamburgo, ciudad en la que trabajó como corresponsal de prensa y escribió relatos, teatro y alguna novela.
Su gran éxito fue 'Un viejo que leía novelas de amor' (1988). Vendió más de 18 millones de copias de este canto de amor a la literatura, la lectura y la conservación de la naturaleza. Traducido a una veintena de idiomas, fue texto de lectura en institutos y universidades. Galardonado con los premios Tigre Juan y Relais, lo adaptó al cine el australiano Rolf de Herr, con Richard Dreyfuss como protagonista. El italiano Enzo D'Alò hizo una versión animada de 'Historia de una gaviota...', narración que convirtió a Sepúlveda en un clásico vivo para muchos jóvenes.
Había narrado Sepúlveda su azarosa vida a través de su 'alter ego', Juan Belmonte, exguerrillero y escolta de Allende creado en 1994 para la novela 'Nombre de torero'. Recurrió a él para «hacer memoria» y combatir «a quienes defienden la amnesia como razón de Estado, como se quiso hacer en Chile».
Belmonte fue el protagonista de uno de sus últimas novelas 'El fin de la historia', una intriga policíaca que atraviesa el siglo XX, de la Rusia de Trotsky al Chile de Pinochet, e indaga en las terribles consecuencias de la tortura recorriendo las alcantarillas del poder, la política, la diplomacia. Sepúlveda, que se negaba a olvidar, regresó con él a la realidad chilena que marcó su vida y su generación narrando el rescate de Verónica, víctima de las torturas pinochetistas, «desconectada de la realidad, e incapaz de superar los traumas de la tortura y la violación».
Dedicó aquella novela a su compañera de entonces Carmen Yáñez, poetisa a quien convirtió en Sonia, la prisionera 824, «y a quienes pasaron por el infierno de Villa Grimaldi, uno de los más terribles campos de exterminio y tortura del gobierno de Pinochet». Yáñez, ahora esposa del escritor y madre de su hijo Carlos Lenin, estuvo ingresada en el mismo hospital que él hasta el 18 de marzo con síntomas leves de Covid-19. De su relación en Alemania con Margarita Seven nacieron otros tres hijos.
Actor ocasional, escribió y dirigió en 2001 la película 'Nowhere', coproducción española, italiana y argentina que abordaba con ironía la tragedia de los presos políticos en las dictaduras latinoamericanas. Un año antes tuvo una fugaz aparición como actor en la película italiana 'Desnudo para siempre'.
Caballero de Las Artes y las Letras de la República Francesa y doctor 'honoris causa' por la italiana Universidad de Urbino, recibió Luis Sepúlvada en su larga carrera una veintena de galardones internacionales. Premios como el Gabriela Mistral, el Rómulo Gallegos, el Pegaso de Oro en Florencia, el Premio de la Crítica de Chile.
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