Risto Mejide
Vermú de domingo ·
Con nuevo libro bajo el brazo, 'Dieciséis notas', se revuelve ante quienes opinan que «uno no puede escribir bien porque sale en la tele»Secciones
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Risto Mejide
Vermú de domingo ·
Con nuevo libro bajo el brazo, 'Dieciséis notas', se revuelve ante quienes opinan que «uno no puede escribir bien porque sale en la tele»Educado pero firme, Risto Mejide marca su territorio nada más comenzar esta charla. «Con tu permiso, voy a circunscribir todas las respuestas al libro». El libro, 'Dieciséis notas', tiene como trama principal la apasionada historia de amor entre Johann Sebastian Bach y Anna Magdalena, una ... soprano dieciséis años menor. Salvando los tres siglos de distancia, los paralelismos entre algunos aspectos de la vida del compositor y la del autor de la novela parecen obvios. Lo que no sabremos nunca es si Bach se tomaba el aperitivo los domingos. O si lo hace Mejide.
-En sus programas, últimamente se muestra usted menos monolítico, más vulnerable. También lo hace en 'Dieciséis notas'. ¿No teme exponerse tanto?
-No, al revés. Desde hace unos años no tengo miedo a mostrar que soy vulnerable, porque eso no te hace más débil, sino mucho más fuerte. Al final, si no te critican por A te critican por B. Uno ha de vivir su vida, independientemente de las críticas, y hacer lo que considera que es lo correcto. En este libro plasmo mi manera de ver la vida, lógicamente a través de la de Bach, que es el protagonista.
-El tema principal es la libertad.
-Absolutamente. Es un mensaje de vive tu vida, no dejes que nadie la viva por ti y nunca jamás le dejes a otro dirigirla, y menos darle el timón a alguien a quien no le gustas. Inmiscuirse en la vida de los demás es un deporte nacional en el que somos olímpicos. Con quién se acuesta alguien o de quién se enamora nos debería resultar absolutamente indiferente.
-No sé qué pasaría si yo, una mujer de 53 años, me enamorara de un chiquillo de 25.
-Pues tú lo has dicho con la palabra 'chiquillo', fíjate el prejuicio cómo actúa. Ahí está todo. Pero yo no voy de víctima. No tengo que dar explicaciones de mi vida privada. Si las doy es porque hay gente que está sufriendo mucho, que incluso está a punto de romper su relación por culpa de un prejuicio social, y eso es inaceptable. No me quiero erigir como adalid de ninguna causa, lo que quiero es que la gente conozca que esta realidad existe. Y que lea mi libro, porque en él hablo de otras muchísimas cosas que no tienen que ver con esto, sino con Bach, con su vida y con la pasión que utilizó para componer una obra universal.
-Woody Allen decía que, cuando escuchaba a Wagner, le entraban ganas de invadir Polonia. Cuando escucha a Bach, ¿de qué le entran ganas?
-De devolver Polonia a los polacos.
-No sé si ha visto 'Tár'.
-Claro, claro.
-Recordará la escena en la que un estudiante de música le dice a Lydia Tár [directora de orquesta interpretada por Cate Blanchett] que Bach no le interesa porque era un varón heteropatriarcal y misógino.
-No sabes lo que me gusta que me saques esto. Se me está poniendo la carne de gallina, porque yo vi esa escena y dije ¡por fin, joder, qué buena discusión! Vamos a cancelar toda la historia de la música si seguimos así. Tendríamos que anular a muchísimos genios. Es un canto contra el prejuicio esa película. Porque es el momento de destapar estas cosas, como las jaurías que se montan en redes sociales. Insisto, no lo digo por mí, que uno ya tiene callo con estas cosas, pero pueden destrozar la vida de la gente. Ahí están el 'ciberbullying' y muchas otras lacras. La gente detrás de un 'nick' es capaz de decir cualquier barbaridad.
-Afirma que ha utilizado la televisión como un atajo para publicar. Pero el hecho de proceder de ese medio también hace que le juzguen más duramente como escritor.
-Es otro prejuicio, el de que uno no puede escribir bien porque sale en la tele. Y nos hubiéramos perdido a grandes talentos, como Boris Izaguirre o Máximo Huerta. Estar en la tele no te hace ni mejor ni peor escritor, y cada vez lo entiende más gente: llevo 12 libros publicados y más de un millón de ejemplares vendidos. Hay gente que sale más que yo en la tele y no ha vendido eso.
-Usted definió el éxito como conseguir que la gente a la que admiras te admire a ti. ¿Por quién le gustaría ser admirado?
-¡Uf! ¡Tanta gente! Mira, yo no he tenido la suerte de tener profesores en muchas áreas de mi vida, pero sí que he tenido maestros. Toni Segarra, el Bach de la publicidad, por ejemplo. En la televisión también he tenido a los mejores maestros, como Paolo Vasile, que es otro genio; Óscar Cornejo, Tinet Rubira… Me he ido encontrando a gente muy buena por el camino. En la escritura, Máximo Huerta, al que te acabo de mencionar. Si existiese un mapa de los estilos literarios, Máximo y yo viviríamos en la misma calle. Hay muchas frases que él escribe y yo digo ¡joder, ojalá se me hubiera ocurrido a mí! Es el estilo de literatura que me gusta. Es muy preciosista y muy preciso con cada una de las frases que utiliza.
-Le apasiona Julio Iglesias. Entre él y Bach ¿con quién se queda?
-[Risas] Mira, con Julio, pero solo porque está vivo, y así tengo la oportunidad de sentarme un día con él en el 'Chester'. Se lo he propuesto por tierra, mar y aire. A ver si este año, que va a escribir sus memorias y a retomar los conciertos, tengo esa suerte.
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