Un premio merecido

A la autora no vamos a descubrirla ahora, pues lleva casi medio centenar de libros publicados, la mayoría sobre educación, pero también relatos, poesía, etc. He seguido su trayectoria desde los comienzos y si algo ha caracterizado a esta escritora es su gran capacidad de trabajo y de aprender, sin duda por su dedicación profesional a la enseñanza, lo cual se refleja en la línea, siempre ascendente, de su trayectoria y evolución poética. A aquel primer poemario 'Desde el corazón de la luna' de 2001, en el que ya se veía la gran capacidad de la autora para sugerir imágenes cautivadoras, han seguido otros muchos con una línea común: la búsqueda de la palabra que conmueva y dé sentido al poema. La madurez de un poeta suele medirse por la capacidad para despojar sus versos de artificio y centrarse en lograr la emoción que producen las palabras adecuadas; esto es lo más destacable de 'La franca intimidad de los violines': consigue emocionar con el buen uso del lenguaje, como apreciamos en el poema: «(...) Los copos dejan en la tierra / –en esta tarde torpe y desabrida– su irremediable señal de identidad / como ella dejó su rastro en mí / cuando me enseño los colores de las penas (...)».

Este poemario trata de la vida, bajo el prisma de la autora, de las personas amadas: las que se van, las que llegan..., del tiempo inclemente que pasa, del amor, del poder indestructible de los recuerdos, como en el poema: «(...) Era benévolo el segundero, / y clemente el viento, / y todas mis razones se tornaban poemas, / y todos los caminos llevaban a tu risa. / Nos amaba el tiempo, nos amaba (...)».

'La franca intimidad de los violines' me parece un gran paso adelante en la poesía de María José, que gradúa muy bien su facilidad para mostrarnos imágenes sorprendentes y llamativas, para centrarse en lo que verdaderamente importa y conmueve: el gran poder de la palabra exacta. Sí, es un premio merecido y, como dicen los últimos versos del libro: «(...) Hemos llegado aquí, / sus labios sanan mis fracturas. / Su oleaje aguarda / la franca intimidad de los violines».