Henry James, cuentista genial de las simas del alma

El sello Páginas de Espuma ampara este desafío y publica el primero de los tres volúmenes de su ambiciosa y cuidada edición de los 'Cuentos completos'. Cuando se complete -«en 2019 si todo va bien», dice Berti- sumará cerca de 3.000 páginas y reunirá casi un centenar de cuentos, un buen puñado de ellos inéditos en nuestro idioma. El primer volumen cubre de 1864 hasta 1878, cuando James publica 'Daisy Miller', uno de sus raros éxitos en vida. El segundo llegará hasta 1894 y el tercero hasta 1910.

Juan Casamayor, el editor premiado este año por la FIL de Guadalajara para reconocer su amor y dedicación al cuento, ya había afrontado desafíos parejos con los cuentos completos de Chéjov y Balzac. Fue él quien propuso a Berti «tapar agujeros» y «suplir carencias» con esta exigente y «necesaria» edición.

Los cuentos de James perfilan, además, la compleja naturaleza de un narrador «ambiguo, misterioso, cosmopolita y sui géneris». Así define Berti al genial narrador hijo de un rico heredero que abandonó el derecho y su vocación por la pintura para explorar lo más hondo de la naturaleza humana con sus ficciones. Como su hermano William, filósofo e introductor en Estados Unidos de la teoría psicológica y las tesis psicoanalíticas que Freud comenzaba a perfilar.

Esa profundidad es realmente novedosa. «Frente a Dickens y Balzac, a quienes considera superficiales, James apuesta por un tratamiento más hondo». «Es un pionero en ese interés por la psicología y la complejidad de la naturaleza humana. Tanto él como su hermano William lo hacen en un momento bisagra en la literatura y el mundo, cuando emerge el análisis psicológico y cambia la mirada de las cosas», resume Berti.

«Hay dudas sobre su ambigua sexualidad, sobre hasta qué punto le desinteresaban las mujeres. Puede que sencillamente no le interesara el sexo, como fue el caso de Borges», plantea Berti, que confirma que esa ambigüedad «es patente en su obra como en su vida». «No era ni realista ni fantástico, pero mezcla ambas corrientes de forma singular, combinándolas con cosas románticas y su manera oblicua de decir las cosas», explica Berti. «Escribe de forma muy ambigua, sin explicitar las cosas: afirma con dobles negativas, relativiza lo que acaba de afirmar o mezcla dos teorías sobre el mismo hecho en una frase, algo que pone a prueba al lector y al traductor» agrega Berti.

Ha optado por una versión «cronológica y completa» de los cuentos de James, un «maestro indiscutible» que además de novelas como 'Retrato de una dama' o 'Las bostonianas, dejó 113 relatos. Parte de 'Una tragedia del error', el primer cuento que publicó en 1864, con 21 años y sin firma, y que durante mucho tiempo se tuvo por el segundo. Concluye con 'Una ronda de visitas', relato de 1910.

«Cuando empieza a publicar, el modelo del cuento es más efectista: relatos breves, ágiles, veloces y con un final sorpresivo. Pero en los de James no hay tanta peripecia. A partir de una situación aparente banal aborda una indagación muy profunda en las simas del alma, con un prisma acaso más gótica y un resultado magistral como cuentos como 'De Grey o 'El alquiler fantasmal'», apunta Berti.

El primero que publica «es ya una rareza». Transcurre en Francia «y parece un cuento de Balzac». El segundo 'La historia de un año', «es muy norteamericano». «Es revelador que en ambos esté ya esa tensión entre Europa y Estados Unidos, esa dualidad que marcó toda su obra» dice el traductor, recordando que «pasaría más tiempo de su vida en Londres que su Nueva York natal».

«Es un lugar común que las primeros textos son seminales, pero James prefigura ya todos los temas obsesiones y que desarrollará en su obra» asegura Berti. Asuntos como «el vínculo entre el arte y la realidad, los celos, el secreto, la derrota, la frágil frontera entre el fracaso y el éxito, o la pérdida de la inocencia» tratados «con enorme talento y maestría», según Berti. Ha dejado fuera alrededor de una quincena de relatos más extensos «que considero novelas cortas», como 'Los papeles de Aspern'.

El biógrafo de James, León Edel, dice que «no hay páginas mediocres en su obra». Y Berti lo corrobora. «Para la cantidad de cosas que publicó, los miles de páginas que escribió entre crónicas, novelas, cartas, ensayo y libro de viajes... es difícil, por no decir imposible, dar con una página mala», asegura. «Tiene un enorme grado de exigencia e incluso cuando no acierta, su calidad es envidiable» sostiene Berti. Tiene casi terminado el volumen dos y afronta ya el tercero. «Es un trabajo que exige mucho y hago algún parón para sacar la cabeza del agua», concluye.