La escritora chilena Isabel Allende, autora de 'El viento conoce mi nombre'. Lori Barra.
Isabel Allende, escritora

«Soy una eterna extranjera y no quiero predicar»

La escritora viva más leída y traducida en español regresa con una novela sobre la inmigración, la violencia, la solidaridad y amor. «Escribir una novela como hacer el amor, lo importante es el proceso no el final»

Martes, 13 de junio 2023, 20:30

Es «una eterna extranjera» y ha escrito «la novela de los eternos extranjeros». Un relato en el que se remonta a la noche de los cuchillos largos y a las persecuciones nazis en Europa para acabar acercándose a los olvidados de hoy, a quienes hallan ... la muerte en mares, ríos, selvas y desiertos en busca de una vida mejor. A críos arrancados de los brazos de sus padres en la frontera sur de Estados Unidos y a quienes les hurtan la identidad y el futuro.

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«Novelo una historia trágica, pero con alegría, porque es también una historia de coraje y bondad. Me inspiran las maravillosas personas que trabajan por aliviar el dolor de los menos afortunados», dice Isabel Allende (Lima, 1942) sobre 'El viento conoce mi nombre' (Plaza & Janés), la nueva novela de la escritora más leída en español, autora de 25 libros de los que ha vendido casi 80 millones de ejemplares y consagrada univresalmente con 'La casa de los espíritus'.

Habla ahora de refugiados e inmigración y se remonta a las masacres nazis y las matanzas en centroamérica y al incesante goteo mortal de la inmigación. «En 2018 la política de Trump de separar a las familias que pedían refugio y asilo en el país hizo que miles de niños fueran separados de sus padres en la frontera», explica Allende. «Algunos eran bebés lactantes arrancados de los pechos de sus madres, y ante esa terrible situación surgió esta novela», precisa. A sus esplendorosos 80 años lo explica desde su casa en Sausalito, California, en una rueda de prensa telemática multitudinaria.

«Ver aquellos niños en jaulas, en pésimas condiciones y a sus padres llorando me partió el alma», rememora. «Cuando el clamor público acabó con una política infame que se practicaba con alevosa nocturnidad no se pudo reunir a todas las familias. Hay un millar de niños que aún no han podido ser devueltos a sus padres», lamenta.

Allende tiene una fundación que trabaja en la frontera y conoció un caso muy dramático, como el de Anita, su protagonista que huye de El Salvador y tendrá que refugiarse en su imaginación y el mundo de Azabahar que constrye como coraza. «Luego me acordé de los niños judíos separados de sus padres en el oprobioso 'kinder transport'», dice.

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Largo Camino

Cree Allende que nos queda «mucho camino por delante» para que el hombre deje de ser un lobo para el hombre, y en espacial para la mujer, «Será cuando se termine el patriarcado, que debemos reemplazar por un sistema mucho más humano e inclusivo», propone. «Hay esperanza –dice– para las mujeres que sufren esa violencia de frontera. «Tengo ochenta años y he visto cambios positivos. Cuando nací nadie hablaba del feminismo. Durante muchos años ser feminista era un insulto y ahora es parte de la sociedad. Creo que avanzamos, pero lentamente», dice. «Hay retrocesos tremendos como en Afganistán donde las mujeres deben enterrarse en casa con un burka. Hay que estar vigilantes para que esto no ocurra, y este libro es un homenaje a esas mujeres», asegura.

Portada del libro. Plaza & Janés

«El feminicidio permanece en muchos países. Una mujer sola es muy vulnerable pero las mujeres unidas pueden ser invencibles. Parte del movimiento feminista y de las políticas de cualquier país es proteger a las mujeres y a las niñas. Una mujer que vive con miedo está frita. Los países más atrasados del mundo son aquellos en que la mujer está en una peor situación», señala.

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Asegura que sus novelas «son como semillas que tengo en el vientre más que en la cabeza» y que «crecen y crecen hasta que llega el momento de escribirlas». Luego llega el proceso de investigación «que en este caso fue muy fácil porque está pasando ante nuestras narices».

«Escribir una novela como hacer el amor, no es el final lo que importa. Lo importante es el proceso», agrega con una pegadiza sonrisa. «Jamás trato de predicar. No quiero lanzar ni transmitir un mensaje. Lo que me importa es contar la historia», reivindica.

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Cree Allende que la amenaza de una tercera guerra mundial «es muy real, como la del fascismo y el totalitarismo», pero no le vencer el pesimismo. «Hay hoy más democracia, educación y conexión en el mundo. Más herramientas para progresar que cuando yo nací en medio del Holocausto de la bomba atómica». La curva de la evolución va hacia arriba pero con altibajos, y si no tenemos cuidado retrocedemos. Y uno de esos retrocesos es la utlracorreción política. «Si escribiera hoy 'Las casa de los espíritus' tendría que eliminar la mitad», concluye risueña.

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