Ejercicio «pírrico» para el sector editorial, que sólo crece una décima

«Si hemos ganado una batalla, ha sido una victoria pírrica», reconoce Daniel Fernández, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España, que pinta un panorama «agridulce» ante el magro crecimiento. Lamenta que, a pesar de los aumentos de los últimos cuatro años, no se recuperen los niveles anteriores a la crisis, con una facturación que sigue casi 26 puntos por debajo, -unos 800 millones- de las cifras facturadas antes de la crisis: 3.123 millones en 2007; 3.185 en 2008 o los 3.109 de 2009.

Además de la reducción de un 3% de las ventas de libros de texto -«por la intervención de administraciones públicas y a los periodos de renovación de los contenidos educativos»-, culpa Fernández «al efecto de la piratería» del «insuficiente» crecimiento. Una lacra «que aumenta en el libro mientras baja en la música y el cine» y hurta cada año al sector más de 200 millones, lucro cesante que calcula el Observatorio de la piratería 2017.

En 2017 se editaron 87.262 títulos -un 7,1% más entre libros nuevos y reimpresiones- y se vendieron casi 158 millones de ejemplares, un 0,4% más que en 2016. La tirada media fue de 2.753 copias por título, un 0,1% menos que en 2016. El precio medio por ejemplar se redujo hasta los 14,66 euros, un 0,08 menos. El catálogo editorial español, que comercializan 737 editoriales, alcanza los 656.080 títulos, un 5,8% más.

Se recuperan las ventas de libros de bolsillo, hasta alcanzar los 91,88 millones de euros, -crece un 12,5 y llega el 4% del total-, con un incremento de títulos (2,9%) y casi 12 millones de ejemplares vendidos (+3,8%). con un precio medio de 7.69 euros.

El papel aguanta «mejor que bien» en un sector en el que el libro electrónico, lejos de arrasar como vaticinaron varios estudios, sufre un lento crecimiento. Con apenas 119 millones de euros, supone 5,1% de la facturación total del sector, y crece un 1,6% más que en 2016. El número de títulos digitales creció un 2,9% hasta llegar a los 47.000. El precio medio de los títulos digitales cayó hasta los 9,3 euros (un 2,3% menos que en 2106) en un mercado con el 21% de IVA. La oferta legal de títulos en digital suma 178.154 títulos, un 2,2% más.

Todos los géneros literarios crecen, tanto en adulto como en infantil, -1,0 y 3,2%-, al igual que los libros científico-técnicos y universitarios, (4,3%); los de ciencias sociales y humanidades, (2,2%); los libros prácticos, (3,3%), y los cómics, (4,2%). Los libros de divulgación general se mantuvieron, mientras que descendieron diccionarios y enciclopedias.

Librerías y cadenas de librerías siguen siendo los principales canales de distribución del libro. Unos establecimientos que crecen en facturación, como los hipermercados y la venta por Internet. Las plataformas de distribución digital son el principal canal de venta de los libros electrónicos. Manda Amazon, que queda con casi el 23% del pastel, seguida de La casa del libro (7,5%), y Google Play (3,1%).

El 75,6% de los títulos -65.961- se editaron castellano; el 13,8% en catalán (12.041); el 2,3% en gallego (1.747) y el 2% en euskera (1.562), con un notable aumento del 9,4%. En otras lenguas se editaron 4.246 títulos (5,6%).

El grueso de la facturación se concentra un año más en empresas de Barcelona (50,8%) y Madrid (42,3%) que acaparan el 92,8%. Les sigue Euskadi (2,7%), Andalucía (1,6%), Valencia (1,2%), Galicia (1,1%) y Castilla y León (0,1%).

Las empresas muy grandes facturaron el 38,8% aunque pierden algo de peso en relación al ejercicio anterior (39,3%). El resto de la facturación se la repartieron empresas grandes (22,7%), medianas (24,9%) y pequeñas (13,6%), que ganan peso respecto al año pasado (12,6%).

Las exportaciones del sector alcanzaron los 588,8 millones de euros, con un incremento del 2,9%. Esto supone que la balanza comercial del sector arroje un saldo positivo de 396,26 millones de euros, un 6.9% más que en 2016.

Daniel Fernández pedía a los políticos «que al menos se paseen este verano con un libro en las manos, aunque no lo lean, que igual se les paga lago». Es su irónica manera de reclamar el fomento de la lectura «en un país donde el 40 % de los ciudadanos no se acerca a un libro». Espera del nuevo gobierno más dinero para la compra de libros para las bibliotecas públicas y «pasos decisivos para la protección de la propiedad intelectual».