«Será tristísimo no tener hoy ese contacto con los lectores»
Eduardo Mendoza ·
El optimista sobre la recuperación del sector cuando pase la pandemia, y admite que añorará el «insoportable» jaleo del Día del LibroSecciones
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Eduardo Mendoza ·
El optimista sobre la recuperación del sector cuando pase la pandemia, y admite que añorará el «insoportable» jaleo del Día del LibroEduardo Mendoza (Barcelona, 1943) no soporta nada bien los actos públicos que ahora echa de menos. El premio Cervantes 2016 añorará hoy el «insoportable» jaleo y el bullicio de Sant Jordi. También la «insufrible» pompa de la ceremonia que no se celebrará en Alcalá ... de Henares, que él protagonizó hace cuatro años y que no desea a nadie. Le cuesta imaginar un acto con los Reyes, el galardonado Margarit y la añosa concurrencia ataviada con chaqué y mascarilla. Optimista sobre la recuperación del libro tras la pesadilla del virus, Mendoza se refugia ahora en la lectura y reivindica el bálsamo de humor.
-Viviremos el Día del Libro y el Sant Jordi más extraños.
-Da pena. Es muy contradictorio. Todos los años cuando llega esta fecha pienso que menudo latazo, en qué podría hacer para ahorrarme estar todo el día en la calle firmando y con el agobio de la multitud. Y esta vez, que no será así, pienso que vaya pena más grande. Será tristísimo no tener ese contacto con los lectores. La absurda situación que vivimos evidencia cuánto echamos de menos lo que tanto nos fastidiaba. Ver las calles y las playas vacías también apena. Criticamos mucho los turistas que abarrotaban las calles y ahora, si tuviéramos uno, le daríamos lo que fuera.
-También nos faltará el discurso de Joan Margarit en Alcalá.
-Quería llamarle. Pobre. ¡Con lo que habrá sufrido preparándolo! Es verdad que es un mal trago, una ceremonia que no le deseo a nadie, pero es triste perdérsela como Sant Jordi. Es una paliza, aunque cuando te privan algo lo añoras. Acaso Margarit se alegra de ahorrarse el trago, de momento, pero estoy seguro de que le sentará mal. Este premio se recibe una vez en la vida y no poder ir a recogerlo es un fastidio.
-¿Usted sufrió mucho preparando su discurso?
-Lo escribí muy deprisa tras darle muchas vueltas. Quitármelo de encima cuanto antes era mi idea, pero lo reescribí tres o cuatro veces. Incluso el día antes estaba haciendo correcciones. No es una circunstancia para simplemente salir del paso con cuatro vulgaridades. El agradecimiento debe estar a la altura del regalo. Exige esfuerzo y preocupación pero, vaya, sufrir
no es la palabra. Sí sufrí con el acto. Uno no está acostumbrado a ser el protagonista de la función.
-Aplazado al otoño, costaba imaginar a los reyes y al galardonado con mascarilla y chaqué.
-Sí. Desde luego es una imagen extraña: los maceros, el coro, la tuna y toda la colección de vejestorios que asisten al acto... así que más vale que se aplace.
-¿Cómo pasará el día del Cervantes y Sant Jordi?
-Pues como el día de San Juan y el de San Pedro. Metido en casa mirando por la ventana. Aprovecho para leer los libros que ya no recuerdo. Siempre varios a la vez: un clásico, una novela policíaca y un ensayo. Estoy ahora con una historia del siglo XIX en España, con 'Guerra y paz' y también con una novela policíaca de Ross McDonald que hacía años que no leía. Menudo cóctel.
-Las librerías estarán cerradas. ¿Deberían abrirse?
-No. Los gestores públicos no se han equivocado en esto. Si se han tomado medidas como el confinamiento, como en casi todos los países -incluso los que no lo querían han acabado pasando por el aro-, es que se tenía que hacer. Al que le toca, le toca, y les ha tocado a muchos Hay incluso quien calcula que la mitad de los bares y restaurantes no volverán a abrir. El sector del libro ha sufrido mucho, pero creo que se recuperará. Quizá estos días alguien ha descubierto que la lectura es una buena manera de pasar el rato. También que los libros son interesantes o que son un buen complemento de la tele.
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-El humor es crucial en su obra, como en la de Cervantes. ¿Es hoy más necesario que nunca?
-Hay que tomarse la situación con buen humor, sin considerarla motivo de chiste. El humor siempre ayuda, incluso en las situaciones terribles, dicho sea sin frivolizar y desde el máximo respeto a tantas vidas perdidas. Como todo el mundo, recibo una cantidad ingente de WhatsApp y mensajes con chistes, bromas, vídeos y fotos que indican que el humor es imprescindible. A mí me sienta bien como a todo el mundo. Es mejor recurrir al humor que estar todo el día apenado y serio.
-¿Escribe ahora o le paraliza la situación?
-Estaba escribiendo cuando empezó, y sigo. A otro ritmo porque la situación, quieras que no, afecta tu comportamiento. Soy más bien casero. A diferencia de mi juventud, estar en casa es mi mejor plan. El ambiente general no ayuda a la concentración. Pensar que tengo todas las horas del día hace que las desaproveche, casi todas. Sigo con mi rutina, que es leer y escribir, lo que me salva desde hace muchos años.
-El confinamiento, ¿es el estado natural del escritor?
-Sí, pero de vez en cuando llega la hora del recreo y te vas al bar con los amigos, sales a cenar o a dar una vuelta y te despejas. Todo eso ya volverá, pero de momento nos lo han quitado.
-¿Volveremos cambiados a la normalidad?
-No sé qué pasará. Hacer predicciones sobre ello es cómo rellenar quinielas. Algo cambiará, desde luego, y nos afectará. Pero no sabría decir si los cambios serán individuales o colectivos. Es algo imprevisible.
-¿Qué libro regalaría en Sant Jordi, aunque tenga que ser de manera virtual?
-Depende de a quién y en qué circunstancias. Me lo preguntan siempre, y nunca sé qué contestar. No estoy al corriente de las novedades y me cuesta pensar en un lector hipotético y abstracto.
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