Julio Ceballos R. C.
Julio Ceballos / Empresario y escritor

«China quiere paz porque los países en guerra no compran sus productos»

Este emprendedor cántabro, que vive en el país desde 2006, reflexiona sobre el papel del gigante asiático en el libro 'Observar el arroz crecer'

Álvaro Soto

Madrid

Lunes, 13 de marzo 2023, 00:35

Cuenta Julio Ceballos (1979) que el viaje más traumático de su vida fue de su Reinosa natal, en Cantabria, a Bilbao, donde estudió Derecho y Empresariales. Todo lo demás, Finlandia, Alemania y Austria, fueron etapas intermedias hasta aterrizar en China en 2006. Allí ha sido ... testigo privilegiado de la oleada de empresas españolas que han llegado al gigante asiático para hacer negocios. Primero trabajó con Pikolín y después se estableció por su cuenta para dar servicio a compañías como Telepizza, Pronovias, Cantabria Labs u Osborne. Ahora Ceballos publica 'Observar el arroz crecer' (Ariel), un libro en el que retrata el despegue de China a partir de su experiencia vital.

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–¿Qué relación tienen los chinos con los negocios?

–Son muy pragmáticos. Entienden que la vida es una sucesión de oportunidades y te contagian ese afán por sacar provecho de todas las oportunidades, que suelen ser crematísticas. Son muy trabajadores e industriosos. Entre sus valores, que están condicionados por el confucionismo y el taoísmo, destaca el trabajo. El hambre milenaria de China, donde siempre faltaba arroz para tantas bocas, ha acabado permeando la conciencia colectiva.

–Más que otros países, China está marcada por su pasado.

–Para entender a los chinos hay que saber que arrastran una historia que no tiene ningún otro pueblo. Se declaran herederos de una tradición de 3.000 años y a través de esa tradición miran el presente y el futuro. Cuando un chino va por la calle y le da el sol, proyecta una sombra muy alargada.

–En las últimas décadas, China ha dado un enorme salto.

–Ahora sabemos dos cosas: que China no va a volver a ser el país irrelevante, débil y vulnerable de hace 40 años y que en aras del crecimiento del mundo y la coexistencia pacífica, no es bueno que vuelva ese mundo. La dinámica de la globalización depende de China.

–¿Qué ha aprendido China de la pandemia?

–Estamos en una paradoja: el mundo es más dependiente de China que antes de la pandemia, pero a la vez, es más antichino. En las primeras semanas de la covid, el Gobierno pecó de falta de transparencia, y eso le ha lastrado. Pero a la vez, hemos visto lo vulnerables que somos en Occidente a los productos que produce China. En los discursos de muchos de nuestros políticos se habla de desglobalizar y volver a traer a Europa o Estados Unidos la industria, pero eso no va a ocurrir. De hecho, sigue aumentando la inversión en China.

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–¿Es sincero el régimen chino cuando habla de paz, por ejemplo, en Ucrania?

–Los chinos son grandes comerciantes y saben que necesitan un mundo con la menor cantidad de conflictos posibles: 140 países tienen a China como principal socio comercial. No quieren guerras porque los países en guerra no les compran sus productos. Ahora tienen tres estrategias: hacerse cada vez más indispensables en la globalización, lanzar una campaña de poder blando basada en la cultura y solo en tercer lugar, como último recurso, prepararse para la guerra reforzando su ejército. En Ucrania se da una conjunción de todos sus dilemas. Hace cinco años eran uno de los principales inversores del país comprando tierras negras, pero a la vez China es aliado de Rusia. Llevan un año estudiando cuál es la jugada más inteligente y por eso se han puesto de perfil.

–¿Será China alguna vez una democracia?

–China no ha sido una democracia en sus 3.500 años de historia. Siempre se ha gobernado por sistemas autoritarios jerárquicos. Sus prioridades son el fortalecimiento de la seguridad de sus ciudadanos y garantizar su capacidad económica y para estos dos pilares, necesitan un gobierno fuerte. En su programa no están los derechos civiles, así que no creo que en el siglo XXI veamos una China que se dirija a un régimen liberal democrático. El Gobierno chino hará todo lo posible por evitar cualquier tensión interna que genere inestabilidad y el pueblo está de acuerdo con eso. Nadie en el país quiere un Gobierno débil, imaginemos una Venezuela de dimensiones chinas. China nunca será como Occidente, igual que Occidente nunca será como China. Y así está bien. Debemos aprender de ellos pero sin desvirtuar nuestros valores.

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–Una curiosidad: ¿usted habla chino?

–Lo he estudiado quince años, aunque no en exclusiva, y puedo decir que me expreso como un niño de siete años. No tengo problemas con las situaciones cotidianas, pero no puedo construir ideas complejas.

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