Joe Abercrombie en su reciente visita a Madrid para presentar su nuevo libro. Benedicto Moya Anaya

Joe Abercrombie: «El lector muchas veces no sabe lo que quiere»

El narrador británico, rey de la fantasía sucia y declarado 'Lord Grimdark', inicia un nueva trilogía con 'Un poco de odio' / «Escribir es como poner ladrillos o pintar paredes, no tiene nada de romántico», asegura

Sábado, 22 de febrero 2020, 18:25

Los libros de Joe Abercrombie (Lancaster, 1974) rezuman sangre, violencia y muerte. Son tan crudos como la maldad de sus villanos, que asesinan, torturan y mutilan y a los que su creador elimina también sin complejos. Lejos de asustar a los lectores, los seduce por millones. Le llaman el Señor de la Oscuridad Tenebrosa, el rey de la fantasía sucia, 'Grimdark' en inglés, el subgénero oscuro y distópico que mezcla fantasía con comedia macabra y roza el 'gore' sin desdeñar el sexo salvaje y el humor mas truculento. Abercrombie es de los pocos que miran de tú a tú a George R. R. Martin, el genio de 'Juego de tronos'. Escritor torrencial de extensas trilogías, publica 'Un poco de odio' (Alianza), inicio 'La era de la locura' y regreso al mundo de 'La Primera Ley'.

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–¿Le molestan las etiquetas como 'rey la fantasuciedad'?

–No, pero tampoco me emocionan. Un escritor debe conectar al lector con una historia que le guste. Si vendo libros, buenos sean subgéneros y etiquetas. Lo del 'Grimdark' me parece un poco tonto e insultante. Se supone que es fantasía sin esperanzas, sin humor, sin gracia, oscura y deprimente. Y mis libros no son eso. Soy muy gracioso. Claramente, no soy un 'Grimdark'.

–Pero se proclamó 'Lord Grimdark'.

–Fue un broma. Una 'boutade' que hice en 2001 y que se ha vuelto contra mí. Aún no soy Lord, pero quizá no tarde en serlo.

–Se ve que el humor le importa en la vida y en los libros.

–Es importante, y muy a menudo se deja de lado en la fantasía, que en los 80 y los 90 era solemne y pomposa. La mía no tiene nada que ver con eso. Es sucia, y sorprende con personajes de moral resbaladiza. Unos malos que a veces ganan, lo que puede ser desagradable y a menudo divertido. El lector muchas veces no sabe lo que quiere. Lo que para unos es un asco, para otros es una maravilla.

–La fantasía no es pura evasión, dice. Con ella aborda temas actuales como la explotación laboral o la inmigración.

–Cualquier relato interesante es un espejo del mundo real. No busco hablar de la actualidad, pero no lo evito. Una buena ficción se cuela en la mente del lector y permite hablar de la condición humana. No hago novela histórica.

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–Vender millones de libros ¿es prueba de la calidad de un autor?

–La tentación es decir que te dan igual las ventas y las cifras; que solo piensas en la creación. Pero ganar dinero está muy bien, y las ventas son un buen termómetro de a cuánta gente interesas. ¿Para qué escribir si a nadie le interesa lo que haces? Habrá a quién le de igual, pero a la gran mayoría les importa mucho vender libros. Si debo elegir entre críticas fabulosas y buenas ventas, elijo vender. La hipoteca no la pagan las buenas críticas.

–¿Quién mata más es sus libros, Abrecrombie o George Martin?

–He matado menos personajes principales que Martin. Él es el masacrador de los protagonistas. Yo mato a muchos secundarios y algunos protas. A veces malgastas un personaje matándolo. Debes ser muy cuidadoso. Puedes ser terriblemente desagradable y cruel con ellos sin matarlos, mutilando y amputando. La tortura y dolor son la sal y la pimienta del género fantástico.

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–¿Qué hace para producir tanto y tan deprisa?

–Tengo tres hijos que alimentar y educar. Concibo la escritura como una tarea mecánica, tediosa y nada romántica. No creo en esa visión que lo imbuye todo de magia y presupone que la inspiración llega en un cojín bordado de hilo de oro. Escribir es cómo poner ladrillos o pintar paredes. Debes ponerte las pilas y currar a diario. Soy machacón y muy positivo. Sé que el primer borrador será siempre una mierda y que debo trabajar muy a fondo en su mejora.

–¿El 'brexit' le perece lamentable' o estimulante?

–Es una historia lúgubre, pero reveladora desde el punto de vista de la naturaleza humana. Me ha abierto los ojos, y entiendo mejor qué es el populismo político. Pensábamos que íbamos a un mundo más racional, basado en la evidencia científica, y el 'brexit' ha sido como una erupción del mundo emocional y la política más irracional. Los británicos no ganaremos nada. No veo ventajas. Será más complicado viajar, vivir y vender libros. Se fastidiaran las cosas más cotidianas. Acabará siendo una chorrada aburrida. La mayoría vivirá como siempre. Pero será terrible para quienes trabajan duro por la Unión Europea. Nos han vendido con palabras vacías lemas como 'recuperar el control' o 'seamos adultos y libres', cuando ser adultos es aceptar que debemos cooperar a nivel internacional. Mi sensación es que avanzamos en la mala dirección.

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–¿El odio es una fuerza más poderosa que la fraternidad?

–Sí. Esa fuerza lúgubre, oscura y negativa anida en muchos de mis personajes. Algunos quieren salvar al mundo y derrotar el mal. Pero me interesa que decida el público. Entro en las cabezas de los villanos para ver cómo funcionan. Los hay muy desagradables, pero muchas veces generan más empatía que los héroes. Depende del lado que te sitúes.

–¿Sus sueños son tan truculentos y oscuros como sus novelas?

–Nunca sueño. No tengo pesadillas ni sueños dulces. O no los recuerdo. Quizá mi imaginación se desconecta de noche.

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