Juan Gómez-Jurado: «Con los niños hay que escribir todavía mejor»

¿Cómo cambia de chip un autor para pasarse de la escritura de adultos a la infantil?

En este caso, ha sido una locura absoluta. Cuando empecé a escribir el libro, hace seis años y un mes, me acuerdo como si fuera hoy, estaba terminando de corregir las galeradas de 'La leyenda del ladrón', que era mi cuarta novela. Entonces recuerdo que apareció por el despacho mi hija Andrea y me preguntó si ese libro lo podía leer ella. Tenía seis años. Le dije que no, que podría leerlo cuando fuera mayor. Pero en ese momento, me miró y me dijo que tenía que escribir un libro que pudiera leer ella. Y yo comencé a pensar: 'No, no puede ser, es muy complicado'. Objetivamente escribir un libro para niños era muy mala idea. Sabía que si me metía en ello, la cantidad de esfuerzo que iba a tener que dedicarle era enorme. Pero me lo pidió ella, cómo me voy a negar. Eso sí, se cumplió lo que pensaba y desde la primera página me di cuenta de que iba a ser muy duro. Cuando llevaba algo escrito, se lo leí y si veía que no le gustaba, volvía a empezar. Eso ocurrió muchas veces. Escribir el libro fue un proceso al que dediqué seis años completos. En este tiempo, he visto cómo iba creciendo ella, y yo intentaba aproximarme a la edad que tendría ella cuando se publicase el libro.

¿Los niños son unos lectores tan exigentes como parece?

Son lo más exigente que hay. Por ejemplo, buscar un ilustrador para este libro ha sido... Mi hija se convirtió en Risto Mejide. Hablamos con 37 ilustradores y no le gustaba ninguno, hasta que al final encontramos a Fran Ferriz, que es un genio. Es uno de los mejores ilustradores del mundo y tiene un estilo hiperpersonal. Ha conseguido meter en el libro lo que yo tenía en la cabeza. En cualquier caso, la clave es conseguir hablarles a los niños de manera que se produzca en ellos lo mismo que en los mayores, que esos libros les agarren por el cuello, les enganchen y les obliguen a seguir leyendo.

¿Y cómo se consigue enganchar a los niños?

Es una pregunta a la que todavía le estoy buscando una respuesta. Lo único que tengo claro es que, cuando empecé, no tenía ni idea, y ahora tengo todavía menos idea que cuando empecé. Pero creo que cuanto menos sepa, más ganas tendré de escribir libros para ellos, más ganas de crear un mundo en el que caigan y del que no quieran salir.

En una época en la que no es nada fácil captar la atención de los pequeños lectores...

Hoy en día, los libros infantiles compiten con YouTube, con el Fifa, con el Clash Royale, con WhatsApp, con las tabletas, con los videojuegos... Los niños tienen tantos estímulos que la tele ya ni les importa. Por eso hay que escribir todavía mejor para engancharles. Con este libro yo quería convertir a mis hijos, sobre todo al pequeño, que no lee nada. Yo decía: 'Vas a ser lector por mis narices'. Mi reto es intentar ser capaz de ello.

¿No rechazan los niños el formato papel?

Los mayores tenemos la idea de que no les gusta el papel, pero para leer, a los niños les gustan mucho más los libros que las tabletas. Con los libros sienten la experiencia de pasar páginas, de olerlo... Eso es guay. De hecho, este libro de Alex Colt no lo vamos a publicar en formato electrónico porque quiero que encuentren lo que en un libro electrónico no van a encontrar.

¿Puede decirme cómo va su siguiente proyecto?

¿Mi próxima novela para adultos? Si te lo dijera, tendría que matarte.