El buen hacer español

'Artesanos. El buen hacer español' (Turner) realiza una interesante recopilación de fotografías que transportan al interior de los talleres y obradores españoles. Un libro que recoge la historia de quince talleres de nuestro país en los que nacen las piezas más excepcionales: desde los mantones de manila de Sevilla, a las alfombras de esparto de Antonia Molina, pasando por los juegos de Pico Pao. El resultado son objetos de enorme singularidad y belleza, pues al no hacerse por máquinas de precisión se logra que cada uno exude una marcada individualidad. Por eso resulta tan atractiva la artesanía: es la perfección de la imperfección. La peca.

Además de guardar precioso testimonio de viejas tradiciones, en muchos talleres ha habido una inteligente puesta al día de la estética de sus productos con el objetivo de adaptarse a los gustos del momento. Ese es el camino, que desde este libro se pone también en valor con una selección que tampoco pretende ser perfecta pero sí dar una imagen significativa de la artesanía más valiente y prometedora que se desarrolla en España.

Un recorrido por los talleres 'made in Spain'

De costa a costa encontramos la tradición más singular de nuestro país, como es el caso de la Sargadelos, la cerámica que se ha convertido en todo un símbolo de Galicia y que ha visto mundo de la mano de eventos tan internacionales como la Expo de Shanghai. Otra de las cerámicas más conocidas, esta vez por su carácter experimental y su originalidad nos lleva hasta Rubí, Barcelona: Apparatu es hoy día un referente en alfarería gracias a su innovación.

Nuestra siguiente parada en este viaje por la artesanía es obligatoria para los amantes de la caza: AYA (Aguirre y Aranzábal) son conocidos en Guipúzcoa por la creación de exclusivas escopetas, a la medida del cliente y mimando los detalles hasta en la última pieza. Incluso su estuche es realizado a mano, el Taller Rey Pavón en Consuegra, Toledo, lo hace posible.

El detalle se hace marca en Ezcaray, la Rioja: Mantas Ezcaray confecciona en mohair las prendas más exclusivas que pasean firmas como Zara home, hasta grandes casas como Loewe, Hermes, Armani o Carolina Herrera. Jugando con el arte de la confección, en Callado Hermoso, Segovia, está Abbatte, un telar que mantiene la tradición milenaria sin perder de vista el siglo XIX. Un taller que se basa en los efectos estructurales de los materiales, en la propia materia y el color de los hilos para los diseños más sugerentes.

Entre telas precisamente recorremos también Mallorca y Sevilla. Por un lado, junto a Teixits Vicens y el dibujo jaspeado de las originales telas de lenguas mallorquinas. Por otro, la tradición más sevillana junto al bordador Francisco Carrera Iglesias, por cuyas manos pasan desde pañuelos de Loewe hasta el mantón de Manila. Precisamente en esta ciudad de color especial, los artistas de la orfebrería Seco Goldsmith crean sus piezas. El taller más antiguo de la capital ha acumulado infinidad de moldes y sus colaboraciones con las cofradías durante la Semana Santa son memorables.

Cádiz nos lleva de la mano hasta Bench, la marroquinería más exclusiva del sur. Un taller basado en la tradición de la piel encurtida en la que confían marcas como la española Camper, Duhill o Hackett. Aunque la proyección de la artesanía en España llega hasta el MoMa de Nueva York o el British Museum junto a una casa zamorana de juegos: Pico Pao ha sabido conquistar a todos los públicos con sus desafíos, en los que tienen que encontrar soluciones creativas sin depender de una regla.

Este recorrido se apoya en Valencia, Segovia y en Murcia para vestir tu casa: Expormim, en la valenciana Moixent, reviven la tradicional colección de ratán con muebles montados a mano. Sin embargo, no hay ninguna casa a la que se pueda llamar hogar si no tiene una alfombra, en concreto de la murciana Blanca, donde Antonia Molina confecciona sus famosas alfombras de esparto. La cristalería, por supuesto, corre por cuenta de La Real Fábrica de La Granja de Segovia, cuyas piezas hacen suspirar desde hace años.

'Artesanos. El buen hacer español' tampoco se olvida de la música y la encuadernación. Prueba de ello es la visita a Vicente Carrillo en Cuenca, donde el lutier guitarrero da vida al sonido más español, mientras que en Madrid Luis Minguez desarrolla el antiquísimo arte de la encuadernación en su propia casa en la que exhibe las obras realizadas con sus manos.