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Miguel Lorenci
Domingo, 21 de junio 2015, 07:46
Asegura Daniel Wolf (Hochspeyer, Alemania 1977) que ni él ni nadie dispone de la fórmula infalible para fabricar un 'best seller'. Pero el escritor alemán ha dado con una bastante aproximada para facturar 'La sal de la tierra' (Grijalbo), una novela histórica que recrea la ... Baja Edad Media mezclando negocios, pasiones, ambiciones, luchas de poder y ansias de libertad. Con ecos de Ken Follett o Umberto Eco, la novela es todo un fenómeno en su país, donde ha vendido casi 300.000 ejemplares. Se lanza ahora a la conquista de nuevos mercados.
"Si alguien tuviera la fórmula para crear superventas, las editoriales la utilizarían mecánicamente y sin necesidad de autores", bromea Wolf que sí maneja los "ingredientes que precisa una epopeya y una saga familiar para resultar atractiva". Esto es: amor, poder, pasión, traición, y dinero, "tan efectivos, acaso, para novelar sobre el siglo XII o sobre el XXI".
Su historia se desarrolla en el Ducado de Alta Lorena en el año 1187. El joven Michel de Fleury, mercader de sal, toma las riendas del negocio familiar tras la muerte de su padre. La nobleza y el clero gravan con impuestos abusivos el comercio y ejercen un rígido control sobre las aduanas contra el que se revela el ardoroso Michel, un mercader "revolucionario" que se erige en líder del gremio.
Salario procede de sal. Si en el siglo XXI el petróleo es aún el oro negro, en el tiempo de las cruzadas la sal era el oro blanco, un precioso elemento mineral. "La comparación es muy acertada. Sin petróleo hoy se hundiría el mundo, y en la Edad Media la sal tenía una importancia parecida" dice Wolf. "Servía para conservar alimentos, para condimentar, y era clave para muchos oficios. Daba y quitaba la vida. La falta de sal hace ocho siglos era tan letal como la hambruna, aunque hoy hayamos olvidado que ¡la falta de cloruro de sodio conduce a la muerte! ya que en nuestros alimentos hay un exceso de sal".
Asegura Wolf que novela sobe una época crucial para la humanidad. "Los siglos XII y XIII son épocas de grandes cambios. No eran tan oscuros como creemos hoy. Se redescubren los escritores clásicos, emergen las ciudades y se desarrolla el comercio" explica el escritor, que eligió la Alta Lorena "porque su historia es fascinante".
Convertido en un ratón de biblioteca, devoró montones de libros sobre el desarrollo de las ciudades, las Cruzadas, la vida cotidiana y las creencias religiosas de la época. Conversó con historiadores especializados en estos temas y recorrió los lugares de Lorena donde se desarrolla la novela.
Base real
El comerciante Michel de Fleury es un David enfrentado a los Goliat del poder feudal, el dinero y la iglesia en plena era de Barbarroja y las Cruzadas. Wolf se inspiró en un anónimo mercader de Colonia del siglo XI "que se sublevó contra el obispo". "Harto de la arbitrariedades de la iglesia y el arzobispo de Colonia, lideró a una burguesía que luchaba por sus derechos participativos". "No se recuerda nombre, por desgracia pero al leer historia supe que quería escribir sobre él".
"Si quiere mejoras, debe enfrentarse a la nobleza y la Iglesia, ambas amenazantes para su ciudad. Él no elige a unos enemigos tan poderosos" explica Wolf. Aclara que su protagonista "no busca guerrear: es pacifista y persigue el comprometido y reconciliar posiciones, algo que está en la naturaleza del mercader. Pero no se le permitirá y se verá forzado a luchar si no quiere hundirse, porque sus enemigos querrán destruirlo". "Lucha por la independencia, la participación y dignidad, valores que siempre han estado amenazados y que quizás hoy también lo están", apunta Wolf.
Isabelle, la protagonista, se rebela contra el sometimiento "en una época muy injusta para las mujeres, tuteladas siempre por maridos, hermanos o padres y sin poder decidir por sí mismas". "Pero siempre ha habido excepciones, mujeres que luchan por su independencia su felicidad", explica Wolf, que tuvo como referente del personaje femenino a Hildegard von Bingen y la mercader Greta zom Barde de Colonia.
Profesor de música, trabajador en un fábrica, y funcionario en psiquiátrico de Heidelberg Daniel Wolf es el 'nom de plume' de Christoph Lode. Publicó seis novelas con su verdadero nombre, pero a la séptima y con seudónimo fue la vencida 'La sal del la tierra' ha tenido continuación en 'La luz del mundo', la octava y aún no traducida al español. "Soy consciente de la enorme suerte que es tener un éxito como éste. Cambió mi vida y me dio el privilegio de poder vivir solamente de la escritura", se felicita Wiolf. Lejos de ser paralizante el éxito fue una motivación para continuar la saga. "Trabajo ya en la tercera entrega, que trata de los descendientes de Michel e Isabel", explica Wolf.
"La novela histórica es el género que más me interesa por ahora", dice el escritor, que no desdeña el thriller, la intriga policíaca, y el género fantástico. "No sé lo que haré en el futuro", dice Wolf, que cita a Bernard Cornwell como referente en novela histórica; a George Martin, Terry Pratchett y Neil Gaiman en el fantástico y a Lauren Beukes en el thriller.
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