Antonio Paniagua
Sábado, 7 de marzo 2015, 08:22
La revolución digital solo es comparable a la sustitución de los rollos de papiro por los libros de vitela o la aparición de la imprenta en el siglo XV. Así piensa Ewan Clayton, autor de La historia de la escritura (Siruela) e investigador de la ... caligrafía. Para el especialista, dentro de cien años la escritura a mano probablemente ya no tendrá la importancia que reviste en la actualidad, aunque nada hay definitivo todavía. Si bien todo está por escribir, Clayton está convencido de que el placer estético que procura la caligrafía nunca desaparecerá.
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Pese a que se avecinan cambios profundos, Clayton no augura la desaparición de la escritura manual. De hecho, Microsoft indaga en las posibilidades que brinda el bolígrafo electrónico, un instrumento en el que será posible dibujar trazos sobre una especie de página electrónica que se enrollará y que el escribiente podrá llevarse a cualquier parte.
El historiador, eso sí, lamenta que la era de las tabletas e internet traiga consigo la distracción y el ensimismamiento. La cuestión que cada uno debe plantearse es cuánto tiempo quiere dedicar cada persona la red y cuánto tiempo estamos dispuestos a entretenernos. No creo que Google nos vaya a convertir en estúpidos. Si somos estúpidos es porque no inventamos formas un poco más sofisticadas de relacionarnos con la tecnología, alea.
Clayton ha tenido una vida sorprendente. De joven ingresó en un monasterio donde se adiestró en el oficio de escriba de antaño y luego abandonó el cenobio para asesorar a Xerox PARC, la compañía volcada en el desarrollo de productos de hardware y software. Sin apenas transición, pasó del mundo de la Edad Media al imperio de las computadoras, de la pluma de ave y los libros encuadernados al correo electrónico y el futuro digital. Hay dos cosas de las cuales podemos estar seguros: la primera, que no toda la anterior tecnología de la escritura va a desaparecer en los años venideros; y la segunda, que seguirán apareciendo nuevas tecnologías: cada generación tendrá que replantearse lo que en su propia época significa leer y escribir.
Grave error
Por eso Ewan Clayton considera un grave error que algunos sistemas educativos den por caducos la tinta y el papel, dado que los cambios tecnológicos que redundan en la escritura aún no han llegado a la meta. El investigador pone el ejemplo de su padre, que ha conocido la estilográfica y el papel de cartas con membrete, el bolígrafo, el rotulador, la máquina de escribir, la fotocopiadora y ahora el correo electrónico. Y con toda seguridad llegarán otras novedades.
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El experto, profesor de la Universidad de Sunderland (Inglaterra) ha alumbrado un libro apasionante que aborda la escritura alfabética, cuyos cuyos orígenes se remontan al final del Imperio Medio egipcio (hacia el 1850 a. C.) y que fue perfeccionada por ugaríticos y fenicios.
La historia de la escritura no es lineal, sino que está jalonada de saltos atrás y adelante, de idas y venidas. "En Mesopotamia, hace 4.000 años, tenían muy claro que la caligrafía tenía un valor expresivo. En cambio, los romanos la consideraban una actividad innoble, propia de esclavos. No en balde, eran ellos los que se encargaban de llevar los registros de las transacciones legales y financieras de sus amos.
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Los griegos comenzaron a emplear como base el alfabeto fenicio, que era mucho más práctico que el sistema silábico de escritura que utilizaban antes. De uno de esos alfabetos griegos, concretamente del usado en la isla de Eubea, surgió el alfabeto romano, que es el nuestro. "El alfabeto latino es hegemónico porque es fácil de enseñar. Compáreselo con el chino, que tiene 5.000 caracteres. Por añadidura, se puede adaptar a cualquier idioma. Está el caso de los turcos, que en 1928 decidieron abandonar el alfabeto árabe y pasarse al latino.
Letras latinas
El volumen es un ameno y documentado tratado sobre el viaje de la escritura en letras latinas, un recorrido que se inicia en la Antigüedad, prosigue en el Medievo, pasa por las Edades Moderna y Contemporánea y desemboca en la cultura electrónica del siglo XXI.
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"Saber escribir no es solo el ejercicio de tomar un bolígrafo y papel, sino coordinar una serie de fuentes de información", arguye Clayton, quien sostiene que en la escritura "siempre hay que seguir aprendiendo". Clayton predice que el futuro verá el resurgir por el gusto estético de la escritura. Lo sabía de sobra Steve Jobs, el cofundador de Apple, quien adoraba la artesanía y el diseño. Cuando Jobs siguió su inclinación y se aplicó a la caligrafía se vio inmerso en un amplio panorama de historia cultural y selecta artesanía de escritura a mano y tipografía que fue una revelación para él.
El historiador confía en que las generaciones venideras seguirán aspirando y respondiendo al goce de la escritura y la lectura, y a la belleza de los artefactos escritos. Hay algo en los trazos de un texto escrito en chino que me habla del esfuerzo y del movimiento de la persona que lo ha escrito. Y todo eso me conmueve y emociona, lo siento en el cuerpo".
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