El mundo del libro es un enfermo imaginario. Nunca como este jueves esta idea se materializó en el encuentro tradicional entre libreros y lectores, trasladado este año desde abril a julio por los efectos derivados de la crisis del coronavirus.
Una patología que carece de vacuna pero que tiene su mejor antídoto en la posibilidad de sumergirse en el inagotable fondo de la cultura libresca, según el itinerario propuesto este jueves, en este insólito 23 de julio.
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Por ejemplo: hubo presentación de libros en el Museo Wurth, la Biblioteca Rafael Azcona regaló su coqueto poemario de vates locales a quienes se acercaron por allí, también se festejó la efeméride en la Trapería de Klaus y hubo por supuesto firma de libros a ... cargo de autores riojanos.
Este jueves fue el turno de Andrés Pascual, que salió al encuentro de su público en la librería Santos Ochoa y clausuró de la mejor manera esta semana tan especial: buceando en ese universo compartido que hermana a los letraheridos del mundo. Los que que creen que todo está en los libros. Que todavía, milagrosamente, nos modela y mejora.
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