El escritor Domingo Villar presenta esta tarde en el Espacio Santos Ochoa, a las 19,30 horas, 'El último barco' (Siruela), la tercera entrega de la serie protagonizada por el inspector de policía Leo Caldas, en la que el autor, al que apodan el Stieg ... Larsson gallego, hace referencia a la importancia de oficios artesanos y vuelve a la costas de Vigo para ambientar su nueva trama.
-El volumen no deja de reeditarse y ha sido traducido a cinco idiomas.
-Sí, va por la décima edición. Está muy bien que los libros se vendan porque, entre otras cosas, a mí me permite centrarme en la literatura y no preocuparme de otras cosas. Pero el éxito real es haber escrito una novela que se parece mucho a la novela que quería escribir. Temía que, después de diez años de 'La playa de los ahogados' (llevada a tv), muchos lectores se hubieran olvidado de mí y de mis personajes, pero me he encontrado una ola de cariño.
-¿Por qué es la novela que quería escribir?
-Tenía escrita una primera novela de unas 500 páginas ya corregidas cuando falleció mi padre. Emocionalmente estaba en un lugar distinto y eso me llevó a arriar las velas y comenzar desde el principio. La trama policiaca es la misma, pero en el texto final incido en aspectos como la paternidad, lo complicado que es ser padre, madre o hijo.
-Una joven no se presenta a una comida familiar ni acude a su clases de cerámica... La trama gira en torno a una desaparición. ¿Se considera un referente de la novela negra?
-No lo sé, yo escribo sin ninguna voluntad de trascender, mi intención es narrar una historia, no quiero hacer novelas dogmáticas ni establecer ningún tipo de canon.
-¿Qué le parece que le llamen el Stieg Larsson gallego?
-Me hace gracia, pero espero vivir más tiempo que él. Es un piropo por supuesto.
-En sus novelas no hay sangre, es más sutil.
- Creo que no sabría contar historias en las que se sucediesen crímenes y escenas macabras. Me interesa más ahondar en la naturaleza de la gente afectada por un hecho criminal.
- 'Ojos de agua', 'La playa de los ahogados', 'El últim barco'... El mar asoma en cada título suyo.
- Es muy difícil no acordarse de mi tierra y no pensar en el mar. Todos los compañeros de clase teníamos algún familiar en la inmigración y trabajando en el mar.
-La narración discurre en una Escuela de Artes y Oficios. ¿Por algún motivo?
- Quería rendir un homenaje a la gente que hace las cosas despacio y con cariño. En un mundo tormentoso, hay gente todavía que se dedica a fomentar en otros la capacidad de mirar más allá. Es un homenaje a quienes enseñan, a los que tienen capacidad de abrir nuevos horizontes, a gente que cree que no solo hay un carril. En las escuelas de artes y oficios enseñan que, a veces, hay carreras secundarias, pero que pueden conducir a la felicidad.
-Hay un boom de autores gallegos ¿Existe una nueva generación de escritores de novela negra?
- No tengo conciencia de grupo. Pero, si alguien cerrase los ojos e imaginara un escenario idóneo para una novela negra, probablemente tendría mar, un puerto, una frontera cercana, habría islas, un terreno lleno de escondrijos... y eso se parece mucho a la costa gallega.
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