Punto límite

Ganadora de tres Oscars –mejor película, mejor guion adaptado y mejor montaje–, es una pieza estructurada con mucho oficio. Además de narrar un hecho real introduce una serie de reflexiones acerca del magnético encantamiento atribuido a la fábrica de sueños de Hollywood.

De la escritura del guion se encargó Chris Terrio. Se basó en las experiencias del experto en rescates Tony Méndez, al que da vida Ben Affleck. Este profesional de misiones imposibles fue enviado por la CIA a Teherán después de que la embajada de los Estados Unidos en la capital persa fuese asaltada por los seguidores del Ayatolá Jomeini y seis diplomáticos americanos se refugiaran en la casa del embajador de Canadá. La tarea de Méndez consistió en extraer a los funcionarios del acecho islamista. Una heroicidad sin precedentes.

En este relato en clave de thriller lleno de emoción y patriotismo se pone en valor el osado desparpajo, eficacia e inteligencia del comando de intrépidos valientes. Ejecutan un meritorio plan que posee los flecos de aventura y barniz de propaganda del cine de acción de los años 80. Década en la que proliferaron todo tipo de ficciones que contaban sin rubor alguno la impecable destreza de individuos o colectivos de élite para solventar, no sin violencia, cualquier riesgo que entrañara peligro para la vida de americanos por el mundo.

Sin embargo, ese enfoque de bravura patriarcal rancio de antaño se diluye en 'Argo'. Affleck apuesta por el tratamiento clásico, el de las operaciones de salvamento in extremis, pero introduce el poder de seducción de la fantasía del cine para burlar a los opresores. Aquí se utiliza como estrategia para entrar en Irán con la excusa de buscar localizaciones para el rodaje de una cinta de ciencia ficción titulada 'Argo'. La farsa funciona y los minutos finales llenos de suspense de manual aceleran el corazón.