El ogro escondido

Lafosse se ha labrado una merecida reputación y un prestigio a nivel internacional gracias a los escarpados y valientes temas que aborda. Sus trabajos son requeridos por las principales citas cinematográficas por sus narraciones duras que tocan, desde enfoques vivos y controvertidos, asuntos de profundo calado sobre los enrevesados y oscuros conflictos en el amplio registro de la familia y la pareja.

Con su última pieza, 'Un silencio', da un salto al vacío de gran arrojo y algo de temeridad al afrontar el correoso e inclemente enfoque de la pederastia. Sitúa la acción en un entorno privilegiado. Coloca el avispero en un matrimonio burgués. El marido, François (Daniel Auteuil), afamado abogado y consolidada reputación es denunciado por su hijo acusándole ante la policía de ser un incontrolado pervertido. La esposa, Astrid (Emmanuelle Devos) se queda ojoplática.

El hecho que sea tu propio hijo quien lleve adelante una imputación con cargos drásticos y violentos tiene un efecto salvaje de dimensiones inhóspitas. Lleva a la zona más agreste del relato, es decir, a la relación tambaleante de los esposos, toda la bomba.

François emprende una defensa tenaz sobre las calumnias y trata de desmontar la versión de su hijo. Pero la tensión palpable y la conciencia ética y moral recaen en Astrid. Una mujer que ha tenido el valor de callar la degeneración de su marido y evitar un escándalo mayúsculo a cambio de la seguridad y confort del estatus social. Un silencio, estreno sin estrenar, pone los pelos como escarpias.