El odio

Título icónico y emblemático de la Historia del Cine. Considerado como una de las cumbres de la filmografía de Ford. El maestro propone un western psicológico y crispado que rompía con los ejes populistas y cercanos que dominaba y había desarrollado en su carrera.

En la década de los 50 se ven movimientos y progresos en varios géneros que abren nuevos tratamientos que planteaban discursos y relatos severos y rugosos. El componente íntimo de los personajes se exploraba con más ahínco y se rebuscaba en su lado neblinoso. John Ford acometió esta vía en 'Centauros del desierto' presentando una criatura que hoy se definiría como tóxica.

Esta es Ethan Edwards, al que da vida como nunca antes lo había hecho en otro perfil, John Wayne. El largometraje es angustiado y desesperado. Y la figura de Edwards amargada y nihilista. Toda la rabia, la sed de venganza y el racismo más inclemente se dejan ver, y de qué manera, en un relato sobre el ajuste de cuentas.

Edwards recorre los límites de la civilización persiguiendo a los secuestradores nativos que han raptado a su sobrina Debbie Edwards (Natalie Wood). Acompañado de un fiel escudero, Martin Pawley (Jeffrey Hunter) recorren vastas extensiones en varias etapas hasta llegar a la barbarie y destrucción.

El trayecto está cargado de tensión y hostilidad. Los momentos en los que se atienden otros asuntos, de tipo sentimental, el recuerdo de la infamia los desvirtúa y los agita. El tormento y la psicología compleja de Edwards es brutal. Cuando agarra a su sobrina en brazos diríase que la va a despedazar. Se retiene y da pie a la hermosa escena final.