Fantasía colosal

El nombre de Miyazaki va unido a los estudios japoneses de animación Ghibli. De esta influyente factoría han salido un puñado de títulos que consiguieron atrapar la mirada de especialistas y espectadores por su arrebatadora impronta de historias apasionantes fieles a las tradiciones orientales y su integración de clasicismo y modernidad.

Ghibli y Miyazaki conforman una referencia en el registro de dibujos animados cuya caligrafía esplendorosa ha logrado que la poderosa industria de animación de Hollywood observara su crecimiento creativo con atención más que contemplativa.

El respetado veterano Miyazaki, el mago Merlín del género del dibujo, formaliza un testamento visual con 'El chico y la garza', presumiblemente su última pieza, que dejará huérfanos a sus muchos admiradores. El largometraje se inspira en un relato homónimo de Yoshino Genzaburo y cuenta la historia de Mahito, un chaval de 12 años que ha perdido a su madre.

Una premisa prosaica, con su textura de realidad que pronto da paso a la entrada de la fantasía y la inmersión en un mundo mágico en el que conviven figuras reales y criaturas que pertenecen a la imaginación. Una garza parlanchina acude a Mahito para decirle que su madre todavía vive. Para reencontrarse con su ser querido el joven se adentrará en un bosque donde librará espectaculares duelos.

En este título se fusionan elementos característicos del cine de Miyazaki como la ambición y la épica, sin olvidar el manejo de técnicas en 2D y 3D, configurando trazos y líneas impresionantes, destacando el aliento humanista y, todo ello, mecido por la inspiradora partitura del excelente compositor Joe Hisaishi.