Desde la distancia

Escribir de Panahi supone solidarizarse con un director condenado a seis años de cárcel por el estado teocrático iraní por sus reiteradas críticas al régimen y respaldar el esfuerzo inasequible al desaliento del autor de 'El espejo' (1997) por burlar el arresto domiciliario y rodar sus guiones en la más absoluta furtividad.

La película encaja en sentido y tenacidad con el epígrafe clandestino y aborda, no sin mucha ironía, los desvelos de un realizador de cine, interpretado por el propio Jafar Panahi, para poner en imágenes un proyecto audiovisual desde una aldea remota colindante con Turquía en la que se oculta y transmitir, si la conexión wifi es aceptable, las órdenes a su equipo de rodaje que está filmando una película al otro lado de la frontera. Una situación kafkiana a la que el iraní le saca todo su potencial más atribulado cuyo eco es su malestar por la falta de libertad de expresión.

Un trampantojo articulado en un relato sobre la ficción y la realidad. Metacine y metalenguaje para desarrollar a la par dos dramas que exploran en aspectos visuales y narrativos diferentes el fundamentalismo y la migración. En el primero, Panahi tropieza con la infamia por culpa de una fotografía. En el segundo, ficción y realidad convergen en su interacción en un giro inteligente y lacerante.