La directora de orquesta

La acción de la historia comienza en París alrededor de 1985. Un migrante de origen argelino encarnado por Zinedine Soulaman, con bastantes años de estancia en Francia, intenta inculcar una educación apropiada a sus tres hijos, dos niñas mellizas y un muchacho. El hombre invita a sus hijas a que vean un concierto de música clásica que se emite por la televisión. La orquesta está interpretando el Bolero de Ravel. El metódico compás del tambor acompañado por otros instrumentos deja una huella muy profunda en la vocación de Zahia (Oulaya Amamra).

Diez años más tarde, este personaje, de humilde extracción, lo tiene muy claro. Quiere convertirse en directora de orquesta sinfónica. Para conseguirlo se enfrentará a un sistema patriarcal y clasista.

Zahia es firme y talentosa. Su deseo es formar una orquesta sinfónica denominada Divertimento con un sentido integrador. Le apoyará un prestigioso director, interpretado por Nils Arestrup, pero se encontrará obstáculos por su condición de paria.

Desalentada y a un paso de venirse abajo, sus amigos músicos la ayudarán a recobrar la autoestima interpretando en una plaza el ya famoso Bolero de Ravel. La escena y el momento es precioso y muy emotivo. La victoria moral la ha conseguido.