Davis arrolladora

Warner tenía motivos para estar orgullosa de la marcha del negocio cinematográfico. Había puesto en pantalla piezas muy atractivas y en color como 'Robin Hood' (1938), de Michael Curtiz, con la estrella/galán Errol Flynn arrasando en popularidad. Otra de sus bazas era (Ruth Elizabeth) Bette Davis (1908) que debutó en 1932 con 'La oculta providencia', de John G. Adolfi. Para la casa había trabajado, entre otras, en 'El bosque petrificado' y tenía en su poder un premio de la Academia.

'Jezabel', obra de Owen Davis, había fracasado en Broadway y los guionistas, entre ellos John Huston, cambiaron segmentos, y la pulcra y elegante puesta en escena ordenada por Wyler convirtieron la adaptación a la pantalla en un éxito. A ello contribuyó la potente y exaltada interpretación de Betty Davis, que da vida a la estirada dama Julie Marsden, consiguiendo su segundo Oscar.

La acción de la historia comienza en 1852 y se sitúa en la clasista y esclavista Nueva Orleans. De fondo los ecos de la pugna entre el Norte y el Sur que terminaría en la Guerra de Secesión y la peste amarilla como brote epidémico para tensionar el relato.

Julie Mardsen es una joven insolente y descarada que es objeto de escarnio por sus modales atrevidos. Enamorada de Preston (Henry Fonda), un banquero/inversor prudente y de rectas tradiciones.

El orgullo y desafío de Julie rebasan la paciencia de Preston y terminan su relación. Cuando se vuelven a ver él está casado (con una mujer del norte) y ella se siente despechada. La vanidad de Julie convierte su ira en un carrusel de afectados y Wyler saca a relucir su bella artillería melodramática.