Lehmpfuhl, emoción a la intemperie

Pathos (del griego): emoción o sufrimiento; algo que se experimenta en carne propia. En literatura o en las artes, el término se refiere también a los recursos empleados para transmitir esa misma emoción. Con ese título (y con esa intención de impactar) reabre sus puertas el Museo Würth-La Rioja, que este martes ha inaugurado la exposición dedicada íntegramente al artista alemán Christopher Lehmpfuhl. «Su obra –señala el museo– es portadora de una impresión arrolladora que, como el pathos aristotélico, conmueve, emociona e interpela».

El 'método Lehmpfuhl' se inspira en la tradición impresionista de la pintura al aire libre. Cargado con un lienzo y kilos de pintura, él pinta a mano dentro del propio paisaje, ya sea natural o urbano, un acantilado o los muros de una ciudad. Siempre completa sus cuadros en el mismo escenario, en el lugar de los hechos, llueva o arda el sol. Trabaja con pintura al óleo, que aplica pastosa al lienzo con los dedos para luego modelarla como un escultor. El resultado es la densidad de la luz, una luz particular cuyos cambios incesantes casi pueden palparse.

«Yo pinto naturaleza vivida –afirma el artista–. Es decir, intento capturar con todos los sentidos lo que experimento, lo que percibo en un lugar, y convertirlo en pintura. Y creo que la mejor manera es estar en el lugar de los hechos y no pintar en el estudio a partir de fotografías. Para mí, la manera es estar fuera. Sentir la temperatura, la atmósfera, la lluvia, la tormenta, el calor... todas esas cosas. Por supuesto que en todo eso hay límites, pero estoy convencido de que puedo transmitir de forma más auténtica un paisaje en invierno si lo he vivido que si lo pinto a partir de una foto».

'Pathos' es la primera exposición en España de Christopher Lehmpfuhl (Berlín, 1974) y reúne 59 obras de gran formato de entre 2001 y 2020, todas ellas pertenecientes al extenso fondo del artista en la Colección Würth. La muestra permite recorrer algunas de las series más significativas de su trabajo, tanto de sus representaciones urbanas (como su celebrada serie sobre el desmantelamiento de la plaza del Palacio en Berlín), como de sus pinturas de viajes realizadas en distintos lugares del mundo.

Al comienzo de su carrera trabajó principalmente con formatos pequeños. Hoy en día ejecuta sus obras, sobre todo, a gran tamaño, reproduciendo sus paisajes tanto en extensas panorámicas como en detalles y primeros planos. Sus pinturas se caracterizan por esa superficie en relieve de acabado casi escultórico producto del empleo a mano de grandes cantidades de óleo. La combinación de la aplicación densa de pintura y los motivos de la imagen fragmentaria dan como resultado un juego con la figuración y la abstracción.

A cierta distancia, las imágenes son reconocibles paisajes naturales o espacios urbanos con cierta tridimensionalidad. Pero, observadas de cerca, las superficies aparecen toscas y borrosas, las imágenes se vuelven abstractas y el material y las masas de pintura densamente compactas hacen de la textura un mar agitado en el que el espectador se hunde sin poder evitarlo, atrapado por un inquietante oleaje de color sin fronteras.

«Su obra –explica el museo– se aleja de los detalles que asociamos con un paisajística convencional, como la sutileza de los detalles, las variadas gamas cromáticas y los numerosos pinceles para aplicarlas. Al contrario, cada creación de Lehmpfuhl contiene litros de una pintura pastosa que extiende directamente sobre el lienzo con una precisión tan exquisita que hace convivir representación e interpretación, y que conlleva una innata capacidad narrativa que nos traslada al instante mismo en que cada pintura fue creada».

'Pathos' es también pasión y una exposición extraordinaria para volver a sentirla por el arte y los museos.

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