Portada del cómic 'Entre el cielo y la tierra' y algunas de las imágenes y viñetas que asoman en sus 312 páginas, ejemplo del rico lenguaje gráfico y artístico del trabajo firmado por Manuel Romero. L. R.

El lápiz hurga en los recovecos humanos

Manuel Romero ilustra 'Entre el cielo y la tierra', cómic que comparte con Juan Alcudia y que verá la luz el 14 de septiembre

Domingo, 10 de septiembre 2023, 09:00

Cuando Elchinodepelocrespo, pseudónimo del historietista Juan Alcudia, se propuso trasladar al cómic uno de sus relatos breves (del libro 'Hijo de un dios caníbal') pensó en una historia de cien páginas, en blanco y negro, sobria y directa. Pero ya en el prólogo del nuevo ... proyecto las cosas empezaron a complicarse. Su ilustrador, el riojano Manuel Romero, veía en color las espantosas torturas a la que fue sometido Robert François Damiens tras su intento de asesinato a Luis XV, y en color plasmó estas primeras viñetas de 'Entre el cielo y la tierra', el cómic de terror que firman conjuntamente y que verá la luz el próximo 14 de septiembre en la editorial Sally Books. «Yo sabía que era una historia truculenta pero no imaginé que iba a tener tantos cambios de guion, de estilo, de formas de dibujar (en blanco y negro y en color, con estilo feísta, expresionista...)», reconoce Romero, también pintor y colaborador habitual de este diario.

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El resultado de este trabajo de Alcudia y Romero es un cómic de 312 páginas con un apabullante despliegue gráfico y narrativo, y una inquietante y descarnada historia de fondo. Es la historia de Antoine, fotógrafo de guerra que lleva años cubriendo conflictos armados, retratando miseria, masacre y muerte. Está empapado de sangre por fuera y por dentro. Antoine se aísla en una urbanización fantasma. Quiere olvidar el mundo y hundirse en su miseria, pero dos entes se lo impedirán: un árbol centenario que se nutre del cadáver de un regicida y la mujer que Antoine amó y maltrató, vuelta de entre los muertos.

La historia es un viaje a través de los recuerdos y la culpa de Antoine, un fotógrafo de guerra empapado de sangre

Tres años ha empleado Manuel Romero en esta novela gráfica, que ilustró casi a la par que su reconocida y premiada 'Goya. Saturnalia'. Teme que se comparen ambos trabajos, cuya única coincidencia es su personal y pictórico estilo como ilustrador, y el tormentoso universo interior de sus protagonistas: Goya y Antoine.

Trabajar en libertad

'Entre el cielo y la tierra' es un viaje tenebroso, lacerante y cruel a través de los recuerdos y la culpa de Antoine. «Es un cómic diferente a lo que se suele ver y, al ser tan extenso, va entrando mucho en los recovecos humanos; en la sensación de catarsis, en la necesidad de limpiar la culpa que él siente. Y del mismo modo que ese árbol onmipresente en la historia se nutre de la violencia, lo mismo le pasa a Antoine; su fotografía se nutre de la violencia que ve en sus viajes como reportero e incluso la transfiere a su vida personal».

Así lo explica Manuel Romero, para luego comentar el trabajo compartido con los guionistas Manuel Gutiérrez (en 'Goya. Saturnalia') y Juan Alcudia ('Entre el cielo y la tierra'). «La diferencia entre ambos es que Juan me ha dado un guion más cerrado, porque es más meticuloso y detallista, pero luego me dejaba hacer. En ambos proyectos he trabajado muy cómodo».

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Eso sí, advierte que nada tienen que ver entre sí. «Temo que la gente los compare, pero son dos historias distintas y estilos aparentemente distintos. Soy pintor y es una manera de demostrar que también me desenvuelvo en otros círculos fuera del mundo del arte, ni mejor ni peor sino diferente».

¿Continuará con nuevos proyectos dentro del género del cómic? «Ahora prefiero estar pendiente de la reacción sobre estos dos trabajos y de sus consecuencias directas antes de lanzarme a otra cosa. Son trabajos muy duros, de mucho tiempo y esfuerzo, y es mejor no precipitarse e ir con calma». Y aunque reconoce que hay algún proyecto rondándole, «estoy expectante ante lo que pueda surgir. Me gustaría que las cosas que vengan sean temas que me atraigan, me gusten y en las que me dejen libertad para trabajar a mi estilo», concluye Manuel Romero.

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