Pionero, maestro y modernizador de la fotografía en España, Antonio Cánovas del Castillo Vallejo (Madrid, 1862-1933) fue un polifacético intelectual que desarrolló una intensa actividad en varios campos. Pintor, escritor, periodista, crítico de arte, empresario y político además de fotógrafo, fue un activo dinamizador ... de la cultura de su tiempo. La Biblioteca Nacional de España (BNE) celebra ahora su legado y repasa su trayectoria como fotógrafo en una gran exposición.
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«Es uno de los intelectuales más interesantes en todos los campos y uno de los mejores fotógrafos de la historia española», dice Juan Miguel Sánchez Vigil, comisario de la exposición que reúne más de 160 piezas entre fotos, libros, grabados, óleos e instrumentos fotográficos pertenecientes a la BNE y a otras instituciones y colecciones españolas. En cartel hasta el 28 de agosto, se ocupa de su extraordinaria actividad fotográfica, primero como diletante, entre 1890 y 1904 con la firma de Cánovas, y luego de profesional, firmando como Dalton Kâulak hasta su fallecimiento.
«Estratega del marketing y precursor de las redes sociales, Kâulak fue un gran divulgador de la cultura de la imagen, consciente siempre de recrear la vida de la sociedad de su época a través de su obra», resume Sánchez Vigil de este precursor de Instagram.
Como aficionado se sumó a la corriente pictorialista y «destacó por su originalidad y su capacidad creativa», dice el comisario. Como profesional creo y dirigió la más prestigiosa galerías fotográfica de Madrid y de España. La exposición recrea su legendario estudio el en el número 4 de la calle de Alcalá en el que Kâulak retrató a la familia real -a Alfonso XIII con todos los uniformes posibles-, a la aristocracia, y la burguesía. También a intelectuales, artistas y políticos como Maura, Pradilla, Silvela, los hermanos Quintero, María Guerrero o Concha Espina.
Apodado 'El retratista de las damas', su estudio fue modélico. Contó con todos los medios técnicos -cámaras, objetivos e iluminación- y decorativos -fondos, forillos, atrezo y mobiliario-. En 1912 publicó 'La fotografía moderna', manual en el que explicó los conocimientos básicos para el fotógrafo. En 1918 colaboró en la fundación de la Unión Fotográfica, sociedad nacional de empresarios, para la que dirigió la revista homónima, y en 1921 escribió 'El retoque fotográfico', técnica que presentó como «las intervenciones que un operador realiza para modificar, en cualquier sentido, la imagen escueta que automáticamente rinde el cliché».
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Desde comienzos del siglo XX sus fotos aparecieron en las grandes revistas de la época, como La Ilustración Española y Americana, Blanco y Negro, Mundo Gráfico, Nuevo Mundo, El Teatro o La Esfera. Veló Kâulak por la conservación de su archivo y pidió por escrito que su fondo fotográfico «fuera un archivo para la posteridad». Había creado una iconografía con los retratos de personajes de su época, con una excepcional 'Galería de Hombres Ilustres', un 'Álbum de Oro' sus heterogéneos libros de clientes.
Estudió Derecho en Madrid y recibió clases de pintura del paisajista Carlos de Haes en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Antes de dedicarse a la fotografía, fue funcionario del Estado, crítico de arte, periodista, escritor, compositor y político, primero como Diputado a Cortes por Cieza (1891-1895) y luego como Gobernador Civil de Málaga, (1895-1897).
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Fue uno de los fundadores de la Sociedad Fotográfica de Madrid, creó la revista La Fotografía en 1901, que dirigió hasta 1913 y en la que publicó más de trescientos artículos, y obtuvo una veintena de galardones participó en numerosos concursos nacionales e internacionales. Generó y editó mucha tarjetas postales con paisajes, monumentos, tipos, costumbres, artistas, composiciones literarias. Algunas se vendieron por millones, como la serie '¡Quien supiera escribir!, basada en 'La Dolora' del mismo título de Ramón de Campoamor.
Como músico firmó una decena de piezas (rigodones, valses, pasodobles y polcas), la mayoría fechadas a finales del siglo XIX. Destaca por su relación con la fotografía la pieza 'Kâulak, vals brillante para bailar (1908), que compuso para obsequiar a sus clientes y cuya partitura fue ilustrada por el pintor malagueño Adolfo Lozano Sidro.
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