Retrato de José Bonaparte, que reinó en España como José I, pintado al óleo por Jean Baptiste Joseph Wicar (1808). PALACIO DE VERSAILLES

El rey José I presentó en Logroño su primera renuncia a Napoleón

Guerra de la Independencia ·

Una carta interceptada en la ciudad por un espía, en la basura del alto mando galo, destapó la primera dimisión como rey de España a su hermano, que el emperador de Francia no aceptó

Viernes, 23 de octubre 2020, 07:43

Muy hermano mío : gran viaje me habéis hecho hacer a España. No es posible sino que vos estuvierais loco cuando me enviasteis acá, o yo borracho cuando vine. No extrañéis mi lenguaje, pues juro a tal que no estoy para otro, según es la rabia ... que me da lo que esta gentecilla está haciendo conmigo. 'Nada temáis', me dijisteis en Bayona: conozco a fondo el carácter de los españoles: dejaos ver en su capital: proclamaos rey tuerto, o derecho, pueda yo una por una anunciarlo en los papeles públicos, y prometeos las más felices consecuencias».

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Con estas amargas palabras arranca la carta que José I Bonaparte, rey de España, escribió a su hermano, el emperador Napoleón, fechada en Logroño el 1 de octubre de 1808.

En el verano de ese mismo año, recién iniciada la Guerra de la Independencia, la corte de José Bonaparte se vio obligada a huir de Madrid ante el avance del Ejército español, envalentonado tras la victoria en la batalla de Bailén. Mientras el emperador francés preparaba desde el país vecino su ofensiva para recuperar el control militar de la Península Ibérica, José I avanzó hacia el norte y estableció su cuartel general entre Vitoria y Miranda de Ebro, desde donde también dominaba parte de La Rioja.

Por la documentación conservada, se sabe que el rey Bonaparte visitó Calahorra a finales de agosto, donde tenía concertada su visita a la catedral, con el propósito de dirigir al pueblo un importante mensaje. Sabedor de la relevancia que para los españoles guardaba la iglesia y la importancia que por aquel entonces atesoraba la diócesis calagurritana (Calahorra y La Calzada), eligió dicho templo para pronunciar el discurso más importante de su reinado desde que Napoleón le entregara la corona meses atrás.

Los planes se torcieron por el constante asedio de la guerrilla, sobre todo contra las vituallas francesas y por el ejército regular español, por lo que José I se trasladó a Logroño, donde, de forma precipitada, presentó las líneas generales de su mandato en la colegiata de Santa María de La Redonda a finales de agosto. Por ese y otros desafortunados hechos, pronto se ganó el mote de 'Pepe Botellas'. Pero esa es otra curiosa historia.

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Alojado en Logroño el 1 de octubre, José I –que vivía hasta entonces una idílica vida como rey de Nápoles–, se hartó del capricho de su hermano y presentó su dimisión, a través de una carta que fue interceptada por un espía encargado de revolver la basura gala.

«Antes Satán que España»

La carta de José Bonaparte incluía términos durísimos: «Esta gente (los españoles), hermano mío, es áspera dura, carrasqueña, y nada agradecida a los extranjeros que le vienen ofreciendo felicidades, regeneraciones y códigos. No es creíble a poca hospitalidad y mala crianza con que me ha tratado». Y finalizaba así: «Dejaré mil veces que antes que volver a esta tierra de maldición, me lleve Satanás al rincón mas hondo de los infiernos por una eternidad de eternidades».

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La renuncia, sin embargo, quedó en papel mojado cuando Napoleón cruzó los Pirineos y regresó a España, en diciembre, al mando de la Grande Armée y sus 250.000 militares de élite.

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