La vida rural

Continuando con la misma estela y con su profunda y rigurosa mirada etnográfica, Huezo retorna a una área rural para mostrarnos, con las detectables herramientas del documental y un honesto estilo visual costumbrista, la vida rutinaria de varias familias en sus quehaceres cotidianos.

Las familias protagonistas se definen por el nombre de sus hijas y son Luz María, Montserrat y Sarali. Gente sin experiencia delante de una cámara que se interpretan a sí mismos y realizan tareas de campo a las que están acostumbrados.

Un cine transparente, cercano, sin artificios y dedicado a mostrar la realidad y lo más parecido a la verdad sobre un puñado de figuras cuyo principal sostén económico es la ardua faena en la granja. Los niños acuden al colegio de primaria y se muestran curiosos con el programa educativo. Pero los padres los reclaman para echar una mano en casa y algunos de ellos no podrán continuar con los estudios por falta de dinero para mandarlos a un centro de secundaria.

Huezo describe con mirada antropológica y se centra en el pilar fundamental de la mujer y reclama para ella un cambio de roles con el hombre, que sea éste el que se encargue de la tareas domésticas y la fémina la que vaya a la ciudad a trabajar.