Realidad aternativa

Esta película producida por Warner Bros. significó todo un acontecimiento cinematográfico de proporciones inesperadas. Atrapó a legiones de incondicionales y su éxito arrollador permitió la creación de una franquicia. Fantasía posmoderna, muy tecnológica, contada en clave de fábula, que puede ser analizada como relectura y reacondicionamiento del cuento de 'Alicia en el país de las maravillas' o 'El mago de Oz', explorando límites de la realidad alternativa.

Un sofisticado y atractivo engranaje expresivo salpimentado de referencias de variada procedencia cuya máxima guía es seguir al conejo blanco, una especie de llave, para adentrarnos en un mundo imaginario que presenta un esquema tradicional, perseguidores y perseguidos.

¿Qué es Matrix? Es el MacGuffin de la propuesta, algo extraño, cuya respuesta está por ahí. Pero Morfeo (Laurence Fishburne), gurú y terrorista informático, matiza y le dice a Neo (Keanu Reaves), programador de software, que es «el mundo que han puesto delante de tus ojos para ocultarte la verdad». Sobre este tinglado se monta un pifostio donde hay que diferenciar el mundo de los sueños de la realidad.

La mejor manera de disfrutar de 'Matrix' es establecer una conexión de interacción con la película y experimentar una catarsis a través de los personajes, incluidos Trinity (Carrie Anne-Moss) y el agente Smith (Hugo Weawing), sus conflictos y acciones.

Tono, atmósfera, luces y sombras, los Wachowski, moldean una narrativa y universo que tiene sus propias reglas y te arrastran a espacios y situaciones extraordinarias.