Ser diferente

La ópera prima del cineasta Saim Sadiq ha hecho un extenso recorrido por festivales de cine, Cannes y Valladolid entre otros. La osadía al abordar temas tabús todavía vigentes en la sociedad musulmana y patriarcal de Pakistán es motivo de aval para acercarse y descubrir esta pieza.

La acción se ubica en Lahore y el personaje masculino principal es Haider (Alí Junejo), casado con Mumtaz (Rasti Farooq), no tienen hijos, todo lo contrario que su hermano, Saleem (Sahail Sameer), que acaba de ser padre por cuarta vez, todas chicas. Viven todos juntos en una casa dirigida con estricta disciplina por el padre. Haider, desempleado, se encarga de las tareas domésticas, motivo de burla, mientras su mujer, peluquera, es la que aporta el dinero.

En una comunidad en la que un hijo varón supone dicha y porvenir, Haider tiene dudas acerca de su identidad sexual y su virilidad cuestionada. El afán por buscar trabajo lo lleva a incorporarse como bailarín en un espectáculo de danzas eróticas. Aquí conoce a Biba (Alina Khan), una transformista de éxito, de la que se enamora.

Encontrar la identidad de género en un ambiente machista, no complacer a tu mujer, pillada masturbándose, no tener hijos y conformarse fregando platos es sinónimo de cobardía y ofensa. Hiader y Biba inician una intensa relación. La cámara, en formato 1:37, indaga y muestra su pasión. El objetivo también entra y nos enseña las catacumbas trans. Todo ello con una escenografía vistosa y estética oriental típica de Bollywood. La variedad de fuentes luminosas conforma una estética rica y folclórica. Los números musicales briosos y espectaculares. Su sabor final es amargo y la alusión al título, 'Joyland', una metáfora dura.