Algunas zonas rurales ubicadas en entornos idílicos se vuelven, a veces, lugares muy peligrosos. Personajes rabiosos de venganza y espoleados por el rencor pululan por bonitos parajes perturbando la paz. En España, Rodrigo Sorogoyen, de la mano de un hecho real construyó un desaforado drama ... rústico, 'As bestas. El cineasta francés Alain Guiraudie, un todoterreno inmune al qué dirán que suele ir a tumba abierta con sus propuestas, cuenta hechos parecidos en la estupenda 'Misericordia' (2024) que proyecta la Filmoteca, pero desde un enfoque tragicómico.
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Conociendo su cine, como por ejemplo 'El desconocido del lago', practica unos planteamientos cuyos desarrollos y giros no ves venir. ¿Esto es bueno o es malo? A mi juicio, de lo mejor; y en un tono provocador, irónico y desafiante. Te desarma y te deja pasmado. Pero la fuerza y resolución de sus maniobras visuales y vuelcos narrativos a la remanguillé son geniales y, sobre todo, divertidos, y llenos de mala baba.
'Misericordia' va ganando, y por goleada, tal y como avanza la acción. Da la sensación que la trama, eso sí, algo arbitraria, desfallece o se vuelve turulata. Pero es solo un espejismo. El intrincado guion que ha preparado Guiraudie, con apuntes homosexuales ditirámbicos que asumen una coherencia delirante, es de una frescura y desparpajo como el clima criminal que dibuja.
La película se hizo con la Espiga de Oro y el premio al mejor libreto en la Seminci de Valladolid y cuenta el retorno a una villa en el monte de Jéremie (Félix Kysyl) para asistir al entierro de un viejo amigo y la viuda de este, Martine (Catherine Front), le invita a quedarse. Antiguas rencillas irrumpen con un vecino y la estancia se ve perjudicada por la violencia. La pieza es un noir lleno de sorpresas y recovecos con un aire burlón y algo bufonesco al estilo del mejor Claude Chabrol.
La jornada cinematográfica de hoy está marcada por el negro de la oscuridad en un mundo villano y cruel. 'Secretos de un crimen' (2024), programada en el Bretón, es una exótica coproducción y la ópera prima de la realizadora y documentalista Sandhya Suri.
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Santosh (Shahana Goswami) es una mujer hindú que pertenece a una casta muy baja. Ha enviudado y por la ley de compensación se le permite coger el trabajo de su marido, policía. Mejora su estatus y su primer caso es la violación y asesinato de una adolescente. Un crimen inclemente y brutal. Las pesquisas de la protagonista la arrastran a conocer un sucio y perverso trasfondo de corrupción. La misoginia de la sociedad y el lado turbio y desalmado de las castas superiores le enseñan la cara de la miseria, la brutalidad policial y la injusticia más abyecta.
Elementos argumentales propios del género negro y de denuncia mostrados sin paños calientes. La directora va directa a la yugular, evita los clichés psicológicos y dibuja, con imágenes incisivas y violentas, una atmósfera irrespirable. Sandhya Suri consigue un trabajo tenebroso pautado de un vigor narrativo cuya densidad dramática sacude sin contemplaciones. Gran película.
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