«El jazz es un vuelo en ala delta, hay que coger la columna de aire adecuada y dejarse llevar»
Ramón Valle | Pianista ·
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Ramón Valle | Pianista ·
El trío del pianista cubano Ramón Valle cierra esta noche el Ciclo de Jazz de LogroñoRamón Valle (Holguín, Cuba, 1964) subirá esta noche al escenario del teatro Bretón junto a los miembros de su trío para poner fin al Ciclo de Jazz de Logroño 2019. Considerado una de las figuras más destacadas del jazz latino de las dos últimas décadas, ... Ramón Valle es pura pasión y creatividad no solo sobre el escenario sino en cualquier faceta de la vida. Por ejemplo, contestando a las preguntas de esta entrevista.
- ¿Cuáles son los primeros recuerdos musicales de su vida?
- Mis primeros recuerdos musicales se sitúan en las madrugadas de cuando yo era niño. Mi padre era trompetista y trabajaba en un cabaret hasta muy tarde. Cuando llegaba, a veces, me despertaba, me preguntaba si quería que me preparara un café con leche o algo, yo le decía que sí, claro, y nos íbamos los dos para el salón. Y allí me ponía discos de Gerry Mulligan, de Louis Armstrong... de toda esa gente grande del jazz americano. Yo me sentaba en sus piernas, mientras él fumaba, y así nos daba a veces el amanecer. Y después también recuerdo las descargas de música cubana que se hacían en mi casa. Mi padre invitaba a sus amigos músicos y se ponían a tocar; a mí me sentaba al piano y me enseñaba dos acordes fudamentales con los que pudiera seguir un poco el tema que ellos interpretaban, y así yo podía participar de todo eso. A veces se iban y algunos dejaban temporalmente sus instrumentos en mi casa y a mí me fascinaban todos: el barítono, el contrabajo. Me recuerdo a mí mismo oliendo la madera del contrabajo...
- Supongo que para entonces ya tendría claro cuál iba a ser su profesión.
- Siempre estuve camino de la música. Siempre. Mi abuelo, que era director de bandas militares y un fanático de la música clásica, me ponía a escuchar con él sinfonías, oberturas, y me hacía juegos con ello. Me retaba a que le dijera qué instrumento era el que estaba sonando en un determinado momento... Los aprendí todos: el fagot, la viola... Y así agudicé mi oído musical, jugando.
- ¿Por qué Cuba es tan musical?
- Los cubanos necesitamos la música tanto como el oxígeno para respirar, o como el agua. La música forma parte de nuestra idiosincracia. El cubano es muy musical, sí, hasta lo es su forma de hablar. Creo que tiene que ver con el legado que recibimos de África y también de España.
EL CONCIERTO DE HOY
Los músicos Ramón Valle (piano), Omar Rodríguez Calvo (contrabajo), Jamie Peet (batería).
Hora y lugar Teatro Bretón, de Logroño, a las 20.30 horas.
Entradas En taquilla, vía telefónica en el 941 20 72 31 o en la web www.teatrobreton.org). Precio entre 12 y 18 euros.
- Ya me ha hablado usted de jazz, de música tradicional cubana y de música clásica. ¿Diría que esos son los tres pilares sobre los que ha construido su estilo?
- Yo pienso que sí. Luego, cuando ya me hice adulto, me invitaron a ser el pianista de Silvio Rodríguez y me relacioné con músicos de la 'nueva trova'. Acompañé también a Santiago Feliú, que es como el Bob Dylan de Cuba, y empecé a tomar contacto con el rock, o con el jazz-rock.
- Añadiremos entonces un cuarto pilar: el rock.
- Exactamente.
- La música entró en su vida de forma natural, como ya ha contado, pero luego recibió una sólida formación en el Conservatorio de Música de Cuba. ¿Qué cosas diría que un jazzman puede aprender en una escuela y qué otras cosas cree que solo puede aprender por sí mismo?
- En mi caso, que es el caso del pianista, si no chequeas bien la música clásica te estás perdiendo el 90 por ciento de la historia de tu instrumento. Esas armonías, esa música tienes que desalambicarla y hacer que se quede dentro de ti. Debussy, Ravel, Mozart, Chopen... están dentro de mí. Esa es la parte linda de mis estudios musicales. Ahora, cómo poner al día esas armonías e improvisar sobre ellas, eso ya es otra historia. Ahí ya tienes que utilizar otra parte de tu cerebro. Tienes que convertirte en un niño. El niño se sienta en el piano y juega sin preguntarse si lo que hace está bien o está mal. El niño es espontáneo y sigue el curso de su imaginación para ver hasta dónde le lleva. Un músico de jazz es también como el que se monta en un ala delta y salta al vacío. Ese hombre no sabe exactamente lo que va a hacer a continuación, tiene que estar atento a coger la columna de aire adecuada y luego dejarse llevar. Si el músico de jazz sabe hacerlo de esa manera acaba metido sin darse cuenta en el corazón mismo de la música.
- A lo largo de su carrera ha tenido oportunidad de tocar con músicos españoles como Carles Benavent, Javier Colina o Perico Sambeat, entre otros. ¿Qué opinión tiene de ellos y del jazz que se hace en España?
- El jazz que se hace en España es muy auténtico porque en cuanto lo escuchas sabes que está hecho en esa zona del mundo. Y los músicos de jazz españoles consiguen eso sin utilizar ningún cliché, lo consiguen porque tocan con sinceridad, con el corazón. Colina tiene una biblioteca de música en la cabeza y cuando coge el contrabajo es para contarte una historia. Carles Benavent es la fusión por excelencia; él creó un lenguaje nuevo para el bajo eléctrico. Y Perico... Para mí es un placer tocar con Perico, yo disfruto cada momento con él, porque me asombra la profundidad de sus conocimientos musicales pero sobre todo su espontaneidad. Un solo de Perico es como irse de vacaciones a algún lugar desconocido. También he tocado con Salvador Niebla, Pau Bombardó, Horacio Fumero... Todos increíbles. Soy fan de ellos.
- ¿Podría describirme a los músicos que le acompañan?
- Omar, el contrabajo, es cubano como yo, tiene mi misma escuela. De modo que compartimos 'background' y sabe lo que estoy pensando con solo mirarme. Esa comunicación tan especial con él es muy importante musicalmente. Además, de Omar destacaría el sonido especial que él tiene al contrabajo, tan profundo. También es muy meticuloso en su trabajo, siempre busca lo mejor y eso me encanta.
- El batería, sin embargo, es un 'fichaje' reciente.
-Sí. Es Jamie Peet. Es un batería joven y tiene la sonoridad de su época, de modo que me está alimentando de modernidad con su sonido y con su modo de interpretar los temas. Lo que nos une es que a ambos nos gusta tomar riesgos. Yo no quiero músicos que toquen música, yo quiero músicos que opinen, que cuando toquen me aporten, me planteen cosas, me hagan dudar. Jamie y Omar son así.
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