Javier Cámara | Actor
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Javier Cámara | Actor
«A todos nos ha pasado la vida por encima»Es uno de los grandes personajes de su carrera, y eso que tiene una larga nómina de papeles memorables. El actor riojano Javier Cámara (Albelda, 1967) regresa al Teatro Bretón con 'Vania x Vania', una obra escrita y dirigida por Pablo Remón a partir ... de 'Tío Vania', de Antón Chéjov. A su lado, Manuela Paso, Marta Nieto, Laura Galán, Juan Codina e Israel Elejalde, de Kamikaze Teatro. De las dos versiones montadas por la compañía, en Logroño solo se verá una. Pero Vania es sin duda un hito para un intérprete que pone el alma en lo que hace y va camino de convertirse en todo un clásico. Si no lo es ya.
– Había estado doce años sin hacer teatro y ahora repite después de 'Farsantes'.
– Me entró el gusanillo de repetir. Pero me apetece ir sobre seguro, subir al escenario con amigos y gente de mucha confianza.
– Repite con Pablo Remón.
– Pablo escribe con un talento inconmensurable. Aúna la poética y lo popular de una forma muy brillante. Y cuando me dijo que quería hacer una versión sobre Chéjov pensé que quería estar ahí.
– No se puede dejar pasar un Chéjov así como así.
– Hay oportunidades que se te presentan una vez en la vida o nunca. A mí no me han ofrecido ni Romeo ni Hamlet, así que no podía rechazar este Vania, al que siento tan cercano.
'Vania x Vania' (versión 2*), a partir de 'Tío Vania', de Antón Chéjov).
Texto y dirección Pablo Remón.
Intérpretes Javier Cámara, Manuela Paso, Marta Nieto, Laura Galán, Israel Elejalde y Juan Codina.
Producción Teatro Español y Teatro Kamikaze.
Teatro Bretón viernes 19 y sábado 20, a las 20 horas.
Más información teatrobreton.org y www.teatrokamikaze.com (* en el Teatro Bretón solo se representa la segunda de las dos versiones de la obra, la misma los dos días).
– ¿Qué hace a Chéjov tan especial?
– Chéjov cambió la concepción del teatro y eso, para nosotros, los intérpretes, es algo vital. Su teatro es natural, se basa en el personaje y en la psicología. Cambió el teatro del siglo XX: Beckett, Albee... todos los grandes. Y no solo el teatro... grandes escritores como Natalia Ginzburg, Raymond Chandler, Dorothy Parker... Es una fuente de inspiración continua.
– ¿Cuál cree que fue exactamente su influencia dramática?
– Su teatro va mucho más allá de lo que se hacía hasta entonces. Por eso lo utilizaron como referencia los precursores del método Stanislavski. Y aunque se le considere un clásico y se le dé esa pátina de seriedad y de peso, él tiene un estilo mucho más ligero que requiere comicidad en los intérpretes, al menos en alguno de ellos.
–¿Y qué hace de 'Tío Vania', una obra de 1900, un clásico de hoy?
– Nosotros hemos intentado ser consecuentes precisamente con eso y hacer reír, sobre todo en esta 'versión 2' [la que va a verse en el Bretón], que está más disparada a la comedia, pero sin perder esa esencia de personajes perdidos, que han perdido su oportunidad en la vida, que están de vuelta de todo. Chéjov se dio cuenta de que la comedia siempre parte de un intenso drama.
– 'Tío Vania' trata del deterioro de la vida, del hastío vital...
– ... Las oportunidades perdidas, enamorarte de la persona equivocada, desear lo que no puedes tener, ver que tu tiempo ha pasado y te has convertido en algo que no querías ser, no haber tomado las decisiones acertadas... Es un espejo social. Habla de todos nosotros.
– ¿También de usted? Su edad es propicia a las crisis vitales.
– No, de momento no he pasado ni la crisis de los cuarenta ni la de los cincuenta. Igual más adelante, quién sabe. Pero es que no tengo tiempo. Estoy en un momento profesional muy interesante, me están pasando cosas muy bonitas. Aunque es algo que entiendo: a todos nos ha pasado la vida por encima, todos hemos perdido a personas importantes, hemos sufrido golpes... A los cincuenta y siete has visto casi de todo en la vida: sobre el amor, sobre la familia, sobre el trabajo, sobre ti mismo... Yo ya me he hecho mi terapia. Pero Chéjov también es terapéutico; hay algo lúcido en él. No juzgar a los personajes lo convierte en maestro de la psicología.
– Vania, su personaje, se pregunta algo así: ¿Te imaginas que fuera posible...
– ... cambiar por completo tu vida?
– ¿Usted se lo ha planteado alguna vez': empezar de cero?
– ¿Y quién no? Ya te digo: a todos nos ha pasado alguna vez algún camión por encima. Hay algo enriquecedor en hacerse esa pregunta en un momento de crisis.
– Dice que Chéjov es terapéutico y entiendo que quiere decir que también el teatro lo es. ¿Hasta qué punto es usted la persona que es por su oficio?
– Hay personajes que me enseñan muchísimo; este Vania sin ir más lejos. Empatizo muchísimo con su tristeza y su dolor. Pero los actores somos altavoces encima de un escenario para decirle a la gente que siempre hay una posibilidad curativa, que es el teatro, una posibilidad de verse a sí mismos y ver que hay mucha otra gente en las mismas circunstancias. No sabría decir si el teatro, el cine y la televisión me han hecho mejor persona, pero sí me han hecho sentir parte de una sociedad donde he encontrado mi sitio y me siento considerado. Hay personajes que te enseñan mucho: este Vania, insisto, o 'El olvido que seremos'... historias y personajes en los que he visto que estaba parte de mí mismo. Mi trabajo me da muchas lecciones.
– Le marcó especialmente el protagonista de 'El olvido...', Héctor Abad Gómez [médico colombiano y activista por los derechos humanos asesinado en 1987 por los paramilitares].
– Sí, de hecho no puedo seguir hablando de esa historia sin emocionarme. Me influyó mucho, sí. También 'Hable con ella', 'Farsantes' o este mismo 'Vania'. Pero 'El olvido que seremos', a poco que tengas sensibilidad, es inevitable que te marque. La experiencia colombiana, toda la película de Trueba... fue todo tan potente... Conocí a una familia que ya son verdaderos amigos. Hay tal energía en lo que ese hombre hizo y potenció que te das cuenta de que la bondad es algo fundamental. Y que los verdaderos héroes son la gente buena, aunque normalmente los protagonistas de las películas no son personajes buenos. Y creo que debería ser un compromiso.
– ¿Qué tipo de compromiso?
– Recuerdo que Fernando [Trueba] dudaba; decía que una película de un hombre bueno no iba a triunfar. Pero teníamos como ese compromiso por dar voz a las personas que son buenas y hacen bien a los demás, aunque parezca que ahora es más vendible el mal y el terror. Fue una historia que nos dejó a todos muy tocados y nos dio muchísimas cosas.
– En 'Truman'...
– 'Truman' es otra de esas películas.
– En 'Truman', junto a Ricardo Darín [ambos premio Goya y Concha de Plata], se expresaba casi exclusivamente con la mirada. En el teatro no hay esos primeros planos del cine. ¿Es un actor diferente sobre un escenario?
– Más allá de la técnica, creo que no. Simplemente me transformo. Los actores somos como plastilina, somos moldeables, cuanto más mejor. Y creo que, cuantos más años tengo, más moldeable tengo que ser; al contrario de lo que suele pasar, que tiendes a anquilosarte con la edad y la experiencia.
– Imagino que el del Bretón es un escenario especial para usted, con tanta gente querida entre el público.
– Claro, siempre. Y más con este Vania, que me ha hecho pensar mucho en mi padre y en la gente del campo y en lo difícil que es para ellos sacar su trabajo adelante. Creo que va a ser muy bonito.
– Es un actor muy querido, no solo en su tierra. ¿Diría que es solo por la popularidad que da la televisión o hay algo más, algo así como honestidad?
– Ojalá. Soy muy popular porque he hecho mucha televisión. Y porque soy un tipo con un aspecto muy común, comúnmente español. Es verdad que intento ser muy honesto en mi trabajo. Porque algo fundamental de este trabajo es darle al personaje lo que necesita. Pero hay muchos actores y actrices honestos.
– Usted no sufre en su trabajo la precariedad de otros. Los mismos Kamikaze, con los que trabaja en esta obra, son Premio Nacional de Teatro y han pasado momentos muy difíciles.
– Te pueden estar dando un Goya mientras estás hecho una mierda porque te estás divorciando. En la vida también se juntan el drama y la comedia; la vida no te sonríe todo el rato, uno no lo tiene todo todo el tiempo. Los ricos también lloran, como en aquella serie.
– ¿Películas, series... proyectos que pueda contarnos?
– Con el teatro estoy hasta diciembre. Mientras, estamos ultimando el capítulo de 'Rapa' que he dirigido y que saldrá en verano o después de verano, y que será la última temporada en Movistar. Y creo que luego volveré a la televisión, una serie.
– ¿Juan se acabó para siempre?
– Es una pena, lo echo muchísimo de menos. Lo pasamos maravillosamente bien con 'Vota Juan' y las demás temporadas. La política nos sigue dando situaciones hilarantes 'tan de Juan'. Por no hablar de las situaciones de terror de la política internacional.
– Ha mencionado a Stanislavski. ¿Hay un método Javier Cámara?
– Cada día uno distinto. Hago lo que requiere el personaje, lo llevo en la cabeza todo el día, me hago muchas preguntas sobre él... Me voy empapando de él.
– Al hablar de la gente buena ha utilizado la palabra compromiso. ¿Cuál es el suyo?
– Me gusta mucho mi profesión y eso también significa un compromiso con mi sociedad. Aunque sea un compromiso profesional eso va forjando tu forma de estar en el mundo. Y mi forma de estar bien en el mundo pasa por que la gente a mi alrededor también lo esté.
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