Una estocada que bien valió una oreja

Falló con la espada y se ayudó del descabello. Fabio Jiménez firmó un ramillete de verónicas al cuarto, un animal que de salida tuvo buen tranco. Tras un brindis al matador de toros Rubén Sanz el de Alfaro se puso pronto a torear al natural, cogió la distancia y la altura y logró, de uno en uno, algún muletazo largo. Con la mano derecha costó el entendimiento entre novillo y novillero. Lo hizo fácil con la suerte suprema y dejó una estocada casi entera. Escuchó un aviso.

El segundo de la tarde, que le tocó en suerte a Manuel Caballero, salió muy emplazado e impidió que el albaceteño se pudiera lucir con el capote. Caballero inició la faena doblándose por abajo. No logró tomar vuelo su labor ante un novillo con fijeza y prontitud pero carente de emoción. Se le vio oficio al novillero pero ni por esas. Lo pasaportó de pinchazo, estocada tendida y un golpe de cruceta.El cuarto de la tarde mostró codicia en el capote de Manuel Caballero que hizo por estirarse a la verónica. Anduvo bien con los rehiletes Fernando Casanova. Caballero brindó al público y sacó despacio a la segunda raya a un novillo al que le costaba pasar. El manchego anduvo entre los pitones y firmó una faena pulcra. Cristiano Torres se gustó por verónicas en el recibo al tercero. El inicio de faena de rodillas en los medios y cambiándoselo por la espalda fue vibrante pero el burel se fue parando. Armó series por la derecha en las que hubo mucha velocidad y falta de mando. Con la zurda perdió mucho la verticalidad. Tras unas bernadinas llegó una gran estocada, lo mejor de su actuación. Bien valió la oreja.

En el sexto Torres puso empeño en su recibo pero no logró fijar al animal. Picó el que guardaba puerta y en banderillas 'El Víctor' dejó dos buenos pares. Cristiano Torres planteó la faena en los medios y le costó mandar en la embestida. Confiado se puso por el pitón izquierdo y sufrió una aparatosa voltereta a la que el público respondió entregado más a su actitud por volver a la cara que por su tauromaquia poco ortodoxa. Continuó por la derecha y sin reducir la embestida siguió dando muletazos. Pinchó en reiteradas ocasiones.