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Pioneras del feminismo
Inventoras de la mujer modernaMujeres pioneras de hace un siglo. Ni madres ni abuelas de nada; directamente inventoras de la mujer moderna. Políticas, activistas, feministas, periodistas, escritoras, artistas, pedagogas y otras muchas profesionales de finales del XIX y principios del XX con inquietudes sociales e intelectuales contribuyeron con su trabajo y su ejemplo a ganar para la mujer el espacio público que hasta entonces se les vetaba.
Ejercieron «un didactismo» –como asegura la profesora Ángela Ena Bordonada–, un aleccionamiento que consiguió «inventar a la mujer moderna, como modelo a seguir, antes incluso de que esa mujer existiese en la realidad española». Y, algo más importante, «que la mujer, sus problemas y sus necesidades se hicieran visibles para la sociedad en general y para las propias mujeres».
Lo que sigue es apenas un listado de (algunos) nombres. Intelectuales y escritoras tuvieron gran responsabilidad en el cambio. En la estela de excepciones anteriores como Emilia Pardo Bazán o Gimeno de Flaquer, están las nacidas en torno a 1870, verdaderas pioneras de la nueva literatura femenina del siglo XX: la riojana María Lejárraga, Carmen de Burgos, Blanca de los Ríos, Sofía Casanova Concha Espina, Caterina Albert conocida por el pseudónimo Víctor Catalá, Carme Karr, Ángela Graupera, Ángeles Vicente, María de Echarri, María Doménech, Pilar Millán Astray, Matilde Ras, Isabel Oyarzábal...
Y las nacidas a partir de 1885: Margarita Nelken, Magda Donato, Adela Carbone, Gloria de la Prada, María Luz Morales, Elena Fortún, Matilde Muñoz, Teresa de Escoriaza, Rosa Chacel, Lucía Sánchez Saornil, Halma Angélico, Concha Méndez, Ernestina de Champourcín, Josefina de la Torre, Pilar Valderrama, Sara Insúa, Luisa Carnés, Carlota O'Neil, Elisabeth Mulder, Rosa Arciniega, Federica Montseny, Ana María Martínez Sagi, Carmen Conde, Hildegart Rodríguez y la también riojana María Teresa León.
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Unas y otras, aun con distintas ideologías, contribuyeron a renovar el canon literario imperante durante siglos y a diseñar la nueva mujer del siglo XX. Constituyen la largamente silenciada parte femenina de la Edad de Plata de la literatura española.
Eran también socias de entidades culturales como la Residencia de Señoritas, fundada en 1915, cinco años después de la de Estudiantes, o el Lyceum Club Femenino de Madrid, de 1926: como María de Maeztu, que dirigió ambas, Victoria Kent, Isabel Oyarzábal, Zenobia Camprubí, Carmen Baroja, Clara Campoamor, Victorina Durán, Matilde Huici...
María Ascensión Chirivella y la propia Victoria Kent fueron las primeras abogadas colegiadas en Valencia y Madrid (en 1922 y 1925). En las ciencias, Carmen Gómez Escola, Dorotea Barnés, Ángela García de la Puerta. En medicina, la catalana Dolores Aleu y la valenciana Manuela Solís, licenciadas en 1882 y 1889, o la libertaria Amparo Poch y Gastón, especialista en medicina de la mujer y de la infancia.
Artistas plásticas –pintoras, dibujantes, escultoras, escenógrafas– que vivían de su trabajo y exponían regularmente: Laura Albéniz, Lluïsa Vidal, Manuela Ballester, Alma Tapia, Josefina Peñalver, Helia Escudero, Elena Sorolla o Delhy Tejero. Además de las más conocidas hoy, en primera línea de las vanguardias: Maruja Mallo, María Blanchard, Remedios Varo, Nora Borges y Ángeles Santos. Y Victorina Durán, escenógrafa, figurinista, pintora, escritora y primera catedrática del Real Conservatorio de Música.
Compositoras e intérpretes musicales: María Rodrigo, Emiliana de Zubeldi, Elena Romero Barbosa, Luisa Casagemas, María Teresa Prieto, Onia Farga, Paquita Madriguera, Emma Chacón, Narcisa Freixas, Lola Vitoria de Giner, entre otras. La editora Concha Méndez, la periodista y deportista Ana María Martínez Sagi o la legendaria tenista Lily Álvarez.
María Sabater fue la primera locutora del país desde la inauguración de Radio Barcelona en 1924 y Teresa de Escoriaza, la primera en pronunciar, año y medio después en Radio Ibérica, una conferencia feminista. Telefonista fue la poeta y sindicalista anarquista ya mencionada Lucía Sánchez Saornil. Y las obreras, claro, anónimas pero iprescindibles.
En 1929, a los mandos de una locomotora de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España hubo una primera maquinista, Pilar Careaga, también primera titulada en Ingeniería Industrial. Y María Bernaldo de Quirós y Mari Pepa Colomer estrenaron licencia de piloto de la Escuela Nacional de Aeronáutica.
En la conquista de su condición de ciudadanas, las mujeres también empezaron a ocupar cargos de representación pública y política, entre ellas las primeras concejalas de Madrid en 1924, como María de Echarri, escritora y activista del catolicismo social. Durante la dictadura de Primo de Rivera, nombradas por él mismo, en 1927 entran en la Asamblea Nacional trece mujeres, la mayoría conservadoras, como la propia Echarri y la escritora Blanca de los Ríos.
Pero fue en la República cuando comenzó a normalizarse la actividad política de la mujer al presentarse y ser elegidas, entre las tres legislaturas y por distintos partidos, nueve diputadas, algunas ya mencionadas aquí: Margarita Nel- ken, Victoria Kent, Matilde de la Torre, Clara Campoamor, Veneranda García Blanco, Francisca Bohigas, Julia Álvarez Resano, Dolores Ibárruri la Pasionaria y, de nuevo, María Lejárraga.
Todas ellas y muchas más protagonizaron aquel periodo fecundo y esperanzador. Fecundo pero breve, al ser interrumpido por el golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la dictadura franquista. Lamentablemente, «al quedar anulados por decreto y sepultados en un olvido dirigido los logros de aquel importante movimiento femenino», las consecuencias de esto –sostiene Bordonada–, fueron aún «más nefastas para las mujeres». Hoy merecen ser recordadas y reivindicadas una por una.
Todavía hoy –o quizás hoy más que nunca– sigue siendo necesario reivindicar la figura y la obra de una escritora, política y activista riojana, símbolo de mujer silenciada por la historia a pesar de haber sido una feminista pionera. El Congreso Internacional 'María de la O Lejárraga (1874-1974) y la Edad de Plata', que se celebrará el 28 y 29 de noviembre en San Millán de la Cogolla y Logroño, ahondará en ella y en su contexto para poner de relevancia el legado de las mujeres de su época.
Bajo la dirección de Teresa Cascudo, Rebeca Lázaro y Juan Aguilera, las jornadas organizadas por la Fundación San Millán y el Instituto de Estudios Riojanos, abordará la incorporación de la mujer al espacio público y su profesionalización; su papel en el periodismo, el feminismo, el compromiso social, los espacios de sociabilidad y las artes; y, por último, la obra literaria y teatral escrita por mujeres en la llamada Edad de Plata de la literatura española.
El congreso contará con ponentes especializados procedentes de distintas instituciones nacionales e internacionales como la hispanista Alda Blanca desde la Universidad de San Diego (California), Enrique Fuster, Antonio González Lejárraga, María Luz González Peña, Isabel Lizarraga, Iris Lobo Muñiz, Pilar Nieva de la Paz, Francisca Vilches de Frutos, Emilio Peral, Dolores Romero y el propio Juan Aguilera.
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