Tarik Saleh, director de 'Conspiración en El Cairo' (2022) –que se verá hoy en el Teatro Bretón a partir de las 19.30 horas– es hijo de padre egipcio y madre sueca. Cuando inició el rodaje de su anterior película, 'El Cairo confidencial' (2017), que ... se pasó en la edición de Actual de 2018, las autoridades religiosas egipcias paralizaron su trabajo y le conminaron a marcharse a otro sitio. Terminó su producción en otra localización pero desde entonces y debido al rasposo eje temático de sus piezas, que atañen al sistema político/religioso de Egipto, su presencia y filmografía incomoda.

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Manejándose con soltura en el registro detectivesco y utilizando los códigos del thriller con planteamientos revoltosos, vuelve a hincar el colmillo con una peripecia muy elaborada en la que convergen de nuevo régimen teocrático y estatal.

Dos vectores omnipresentes actualizados al máximo de rigor, con las licencias oportunas y necesarias, para construir una compleja maraña de intrigas cuyo principal objetivo es denunciar la obsesión por el poder.

Saleh sacude un cruel avispero de turbios y criminales intereses que destapa un tenaz combate entre las fuerzas del poder

Epicentro del Islam sunita

El personaje central de la historia es el joven Adam (Tawfeek Barhom), un tímido y humilde pescador que se traslada a El Cairo para matricularse en la mítica universidad de Al-Azhar, epicentro del poder en el Islam sunita, y estudiar teología. Al poco de comenzar las clases, el Imán fallece y los primeros asesinatos de estudiantes se suceden. El gobierno central quiere intervenir en la próxima elección del líder espiritual y ficha al pardillo de Adam como espía para introducirlo en la boca del lobo.

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Muy cercana a una lectura real, por lo tanto, apasionante y siniestra, se trata de una inquietante reflexión sobre los mecanismos del control fáctico. El realizador sabe de lo que habla y mueve los hilos armando un penetrante relato sobre conspiraciones. Para este ejercicio, Tarik Saleh, enfoca su materia fílmica y densidad dramática en los parámetros del suspense y enredando juegos políticos con la manipulación de personas como peones sacrificables al servicio de un único fin.

El cineasta sacude un cruel avispero de turbios y criminales intereses que destapa, disparando indiscriminadamente tanto a unos como a otros, un tenaz combate entre las fuerzas de poder. Una peleona pugna no exenta de gangsterismo entre el estado laico y los Hermanos Musulmanes. Un cóctel explosivo cuyo oscuro ambiente es tétrico, te deja noqueado, porque al fin y al cabo cuando Adam cae en la trampa es un figurante vulnerable cuya vida no vale nada.

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