Intemperie

La segunda pieza como cineasta de Julia de Paz Solvas se adentra en los terrenos sociales y psicológicos de su descarriada y desafortunada protagonista femenina para trazar, en el transcurso de unas pocas jornadas, el retrato descarnado de soledad y desamparo de una sufridora en una ciudad de la Costa del Sol.

La historia comienza con los antecedentes de farra y droga de Pepa, un personaje al límite. La interpretación áspera y cruda de Tamara Casellas supone la gran revelación de la producción y motor destacado del relato. Su presentación en pantalla, en una primera secuencia filmada de forma directa y entrecortada, marca la pauta de una criatura metida en ambientes sórdidos y degradantes. Pepa trabaja como gancho de clientes y vendedora en el paseo marítimo de entradas para la discoteca Penélope. Pero se muestra irrefrenable en sus adicciones y alejada de responsabilidades con su niña. Para colmo es echada del piso que comparte con una amiga.

A partir de aquí se inicia su calvario y peregrinaje por hoteles y hostales buscando un sitio para pernoctar tres días. En este deambular miraremos de cerca a Pepa, una criatura sin asideros, sin amigos, con una madre lejana y un compañero sentimental que pasa de ella. El largometraje nos da una visión de gente desesperada, que lucha para comer y acarreando a una muchacha que no percibe todavía la gravedad del asunto. Ambas convertirán la playa en un hogar libre antes de jugar la última carta, volver a casa.