Inteligencia natural

Narra la absorbente fijación de una joven, Marguerite Hoffmann (Ella Rumpf), estudiante de la École Normale Supérieure, por descifrar el mítico intríngulis numérico denominado La Conjetura de Gold-bach. Una investigación matemática llena de enredos jeroglíficos, laberínticas ecuaciones y boscosos desarrollos a los que la chica se entrega con una pasión ciega.

La espesa maraña de aritmética y álgebra no es más que una simbología planteada con rigor que oculta la severa patología de la protagonista. Pese al tono de ambición científica la conclusión es una historia de las de toda la vida.

La Conjetura de Goldbach expone que «todo número par mayor que 2 puede escribirse como suma de dos números primos». Pero esta enrevesada cuestión no es más que una máscara para afrontar temas personales terrenales. Y estos conciernen al eje central del relato, Marguerite, que presenta una serie de anomalías o taras como humana que trata de disimular aislándose del mundo y dedicándose en cuerpo y alma al esfuerzo como investigadora.

Su director de tesis es uno de los profesores del instituto, Laurent Werner (Jean-Pierre Darroussin), quien durante muchos años dedicó gran parte de su tiempo libre a enfrentarse al desafío de La Conjetura de Goldbach sin conseguir el éxito que buscaba, y ve con preocupación que tenaz manía de su alumna no es buena.

Tras un error en una fórmula, Marguerite abandona su teoría y se aclimata a las vicisitudes a ras de suelo y la película deja ver un cliché novelesco de la vida para indicarle que lo mundano no está reñido con el intelecto.