A la Iglesia católica, mi iglesia y la de millones de españoles que pagan religiosamente sus impuestos, se la ataca en las cadenas de radio y televisión públicas. Hace cuatro días pude ver en la TV1 una tertulia que se autodefine 'Hablando claro'. En este ... tipo de programas, el director/presentador orquesta las opiniones de unos cuantos contertulios/as que lo mismo hablan de un roto que de un descosido. Lo malo es que el aprobado o el suspenso van siempre en la misma dirección, a veces sin mucho fundamento.
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El día al que yo me refiero se dio a conocer la partida presupuestaria del Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero para su aprobación en el Congreso a través de la Ley de Presupuestos Generales 2023. Estos son los datos: el personal de ese ministerio, incluida la señora Montero, llegará a alcanzar la cifra de 302 puestos entre altos cargos, asesores/as y funcionarios. ¿Todos muy necesarios? El sueldo de la señora Montero en 2022 será de más de 76.000 euros, y con la subida del 4% que se ha aplicado a sí mismo el Gobierno de la nación, pasará a cobrar casi los 80.000 euros en 2023.
¿Cuántas obras sociales, caritativas y de atención a emergencias, o cuántas inversiones estructurales en España se podrían hacer con el presupuesto del Ministerio de Igualdad? Y que nadie me venga con la respuesta de: «eso es el chocolate del loro en el conjunto del gasto estatal». Porque las madres y padres de familia que, en el almuerzo diario, tienen que pasar de comer tres platos (primero, segundo y fruta) a tomar solo uno para llegar a fin de mes, les podrían dar una lección magistral de lo que se puede hacer con 573 millones de euros en un año. Para colmo, en plena crisis económica, su ministerio recibirá un incremento del 9,3%. Superior al que recibirán los ministerios de Sanidad (6,4%) o de Educación (6,6%). ¿En serio los resultados obtenidos por este ministerio justifican el progresivo engorde de su presupuesto?
¿Por qué traigo esto a colación? Porque el mismo día de marras, en la tertulia 'Hablando claro', no se habló de esto que sí preocupa mucho a miles de españoles. Sin embargo, dedicaron buena parte del espacio a comentar que «el arzobispo de Valencia, Cañizares, ha sido sustituido por otro cuyo nombre no viene al caso». Pregunta del millón: ¿a cuántos españoles preocupa la jubilación de Cañizares? A ninguno. Ni un bledo. Solo le preocupaba al programa 'Hablando claro', que aprovechó la oportunidad para atentar contra el prestigio social de la Iglesia católica española. Los contertulios de marras pusieron a bajar de un burro a Cañizares. Uno de ellos redujo la trayectoria profesional y la identidad de este eclesiástico a la de ser «un franquista». Y dijo que, al igual que otros obispos españoles, «era un impresentable». ¡Con todo el morro!
Pues sepan que Cañizares es miembro de la Real Academia de la Historia, académico universitario de profesión, arzobispo y cardenal. Que ha sido Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos; que ha dirigido las diócesis de Ávila, Granada, Toledo y Valencia; que ha sido vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española en dos mandatos en los que, entre otros logros, supo sacar adelante, mediante negociaciones con la vicepresidenta Fernández de la Vega, asuntos peliagudos del máximo nivel. Y todo ello, sin dejar de ser un hombre de sólida formación teológica y doctrinal que siempre ha destacado por su defensa de la fe, las raíces cristianas y la unidad.
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Yo no voy a entrar a discutir el resto de las bobadas que se dijeron –como que en la Iglesia existen sectas con mucho poder–, pero sí atestiguo que doblo en edad a la mayoría de los obispos españoles (setenta en total) y que, por lo tanto, la relación vital que cualquiera de ellos ha podido tener con Franco es la misma que yo podría haber tenido con nuestro Espartero, o con Sagasta o con el mismísimo Viriato. ¿Cuándo se acabará toda esta 'carcundia' (palabra muy repetida en la tertulia) en los comentaristas de la actualidad que opinan y vierten su resentimiento contra la Iglesia a través de la televisión pública?
Defiendo la iglesia porque lo considero de justicia. Y digo que para que haya paz y justicia en un país ha de haber un respeto profundo por la dignidad, pensamiento y principios morales de todos los demás. Respeto que debe concretarse en la moderación a la hora de juzgar y criticar cualquier cuestión en los medios de comunicación. Toda persona debe ser libre individual o como miembro de algún colectivo para expresar abiertamente sus convicciones sin sufrir intimidaciones y coacciones externas. Lo demás sobra.
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