El realismo poético de Benjamín Prado

De este modo, en 'Estado de alarma', poema que a su vez da título a la primera de las tres partes en que se divide el libro y que es probablemente el más inspirado, el autor, situado en un bullicioso y festivo presente en el que su familia disfruta de una feliz barbacoa, es capaz de dejarse abordar por un pensamiento sombrío e imaginar la futura decadencia de la casa con invocaciones demoledoras: «Un viento frío agita el cartel de se vende (...) Mañana habrá ventanas sin cristales (...) Tal vez aún quede alguien que sepa quiénes éramos...». En contraste con el conseguido carácter intimista del texto, surge, sin embargo, la metáfora pretenciosamente épica en versos del estilo «Yo los observo como quien al mirar al mar/ teme ver acercarse las naves enemigas».

No será esa la única vez en que el imaginismo bélico sabotea el lirismo intimista de una composición. En 'El año de Almudena', elegía dedicada a la autora de 'Episodios de una guerra interminable', fallecida en 2021, junto a versos logrados como «y en el mundo del cáncer nadie escribe/ mejor de lo que cose el cirujano», vuelve la alegoría directamente castrense: «Se tuvo que sentir acorralada/ y los malos presagios/ cruzarían su mente/ como Napoleón y sus ejércitos/ atraviesan los libros de Tolstói y Stendhal». Benjamín Prado cultiva en este libro un realismo poético que no renuncia al culturalismo de anteriores entregas y que, cuando afina, alcanza indudables aciertos como sucede en otros momentos del sentido duelo por Almudena Grandes: «...todo enfermo posa para un cuadro de El Greco».

Si en la primera parte la enfermedad, el dolor o la pandemia son alusiones recurrentes, los otros dos bloques temáticos –'En la vida real' y 'Taller literario'– se centran en las relaciones de pareja y en reflexiones de carácter metaliterario sin que en ninguna falte la imaginería asociada al Campo de Marte. Y, así, una cita amorosa es descrita como una conquista militar: «Cualquier noche uno de ellos entra en casa del otro/ igual que el rey Aníbal sobre sus elefantes».