Juan Cañas (con sombrero) con Miguel Magdalena, Íñigo Echevarría, Álvaro Tato y Daniel Rovalher. DAVID RUIZ

«El humor es estupendo para meter caña»

Ron Lalá regresa al Bretón con 'Crimen y telón', una comedia de género negro en la que el muerto es el teatro Juan Cañas Actor

Jonás Sainz

Logroño

Viernes, 23 de marzo 2018, 11:57

«Señores espectadores: quedan detenidos como sospechosos, cómplices o testigos de un 'articidio' en primer grado. Tienen derecho a reír, llorar, emocionarse, seguir el ritmo de las canciones y no desvelar a nadie el final de 'Crimen y telón'». La compañía cómico-musical madrileña Ron ... Lalá vuelve al Bretón (a las 20.30 h.) a resolver un asesinato. «El teatro ha muerto y el detective Noir (Juan Cañas, acompañado por Miguel Magdalena, Daniel Rovalher, Jacinto Bobo y Fran García) tiene que descubrir al asesino antes que la Agencia Anti Arte desvele el secreto de su oscuro pasado. Para ello recorrerá la historia del teatro en busca de verdades ocultas mientras una red de misteriosos personajes conspiran en la sombra... Un homenaje al teatro universal con forma de thriller de género negro, ambientado en un cercano futuro en que las artes están prohibidas y nuestro planeta, convertido en Ciudad Tierra, es liderado por una inteligencia artificial con un ejército de drones. Una investigación contrarreloj en que el asesino podría ser cualquiera. Incluso ustedes, señores espectadores».

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-Es un cambio de género después de espectáculos como 'Cervantina', 'En un lugar del Quijote', 'Siglo de Oro, siglo de ahora'...

-En esencia hacemos lo mismo: teatro, música en directo, mucha energía y mucha comedia pero con cierto fondo de temas interesantes de siempre y de actualidad. Creemos que el humor es un vehículo estupendo para meter caña. Pero sobre todo nos proponemos ofrecer hora y media alucinante y terriblemente divertida.

-¿Ron Lalá y género negro combinan bien?

-Hemos querido probar algo nuevo después de esos tres espectáculos basados, a nuestra manera, en el teatro clásico. Y la mezcla es buena, claro.

-Y también aquí viajan por la historia del teatro, ¿no?

-Algo así. Es una especie de compendio de todo lo que habíamos hecho antes de lo clásico. Contiene todo el lenguaje ronlalero de la música, el ritmo frenético y esa especie de viaje por la historia del teatro.

  • 'Crimen y telón', de Ron Lalá

  • Dirección Yayo Cáceres

  • Intérpretes Juan Cañas, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher, Jacinto Bobo y Fran García

  • Teatro Bretón, 20 30 h.

-Con paradas muy reconocibles, nada eruditas, supongo.

-Eso siempre nos obsesiona: que no se intelectualice lo que queremos contar. Precisamente esos lugares en que nos metemos, dentro de nuestro aparente gamberrismo despreocupado, tienen mucha carga intelectual. Aunque estemos tratando cosas importantes, siempre nos esforzamos por que no sea dogmático ni adoctrinador. Planteamos más preguntas que respuestas. Y que sea algo físico, nada intelectual. Porque ahí es donde el teatro se muere de verdad; cuando el espectador se sienta en la butaca y no le pasa nada. El teatro tiene que ser una actividad física donde las acciones te lleven de un lado a otro. Y ahí es donde nosotros agarramos al espectador por la solapa sin necesidad de que sea erudito ni siquiera que haya leído.

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-¿Por qué 'Crimen y telón' se desarrolla en 2037?

-Por plantear un futuro distópico con el peor de los escenarios, un futuro en el que las artes están prohibidas... Obviamente contiene una crítica a esta rueda loca en la que nos hemos metido, donde cada vez es más difícil hablar sin pillarte los dedos, cada vez está más controlado lo que decimos... Un poco 'Un mundo feliz' donde ser feliz es obligatorio pero bajo las condiciones del poder.

-Con la ley seca el buen whisky corría a mares. ¿Y el teatro en ese mundo prohibicionista?

-La verdad es que las artes prohibidas a lo largo de la historia han generado una tensión mayor. Y en la obra las persigue la Agencia Anti Arte.

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-Más allá de la obra y a riesgo de caer en alguna consideración intelectual, ¿el teatro o la cultura en general están hoy amenazados?

-El espectáculo plantea esa cuestión. Yo no soy muy amigo de decir que ahora vivamos una involución terrible; hace cuarenta años no se podía decir nada de nada. Creo que el teatro y la cultura siempre han estado amenazados. Lo que pasa es que la cultura se rige por leyes que suelen ir al margen de las que manejan el mundo y los mercados. De ahí la tensión permanente. Pero también creo que tendemos a culpar a gobiernos y a recortes y demás, pero hay una responsabilidad muy grande que tenemos como ciudadanos. Lo que hay que hacer es consumir más cultura.

-Al final, además de intelectual, ha quedado panfletario.

-Pero que nadie se asuste [risas]. Lo que hacemos es una fiesta. Ron Lalá siempre es eso, una fiesta.

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