Marta Sanz, Carmen Pastor y Fernando Iwasaki en la presentación del libro en el Instituto Cervantes. R. C.

Huevos, pollas, polillas y otras riquezas polisémicas del español

Una veintena de autores de las dos orillas de nuestra lengua celebran en un divertido y didáctico ensayo la vitalidad y variedad del idioma que une a 500 millones de hablantes

Martes, 6 de abril 2021, 18:40

¿Qué diría si unos amigos mexicanos le proponen salir a chupar unas pollas? ¿Ha sentido cabanga alguna vez? ¿Se puede perder la virginidad con una polilla? ¿Huevón es una ofensa o la palabra nacional de Chile? ¿Es posible que la voz chévere naciera en ... Castilla en el siglo XVI, se exportara a América y retornara con los culebrones? Las respuestas están en las 224 divertidas páginas de 'Lo uno y lo diverso. La riqueza del idioma español' (Espasa), una celebración de la vitalidad y la diversidad del idioma que compartimos casi 500 millones de personas en todo el mundo y con el que crean escritores de los cinco continentes.

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Este divertido y didáctico ensayo en torno a la lengua común nos desvelará que chupar pollas equivale a irse de copas en México. Que la polla es allí una bebida a base de leche, huevos, canela, y a veces licor, y muchas cosas más en otras latitudes, como la lotería nacional en Chile, o una competición hípica en casi toda Hispanoamérica. Que la cabanga es la melancolía, la tristeza o la nostalgia para nicaragüenses o costarricenses. Que huevón, la versión chilena de boludo, tiene un connotación hasta cariñosa en el país andino y que es una voz más que polisémica al otro lado del Atlántico. Que un bollo es un dulce en España, México, Ecuador, Argentina o Bolivia, mientras que en Cuba y Santo Domingo designa groseramente a la vulva. Que una polilla es una prostituta en Perú y que, en efecto, en la sobria Castilla de Carlos V ya se decía que alguien era «muy chévere».

Plena libertad

El libro, presentado hoy en el Instituto Cervantes, es el fruto de la invitación de la institución a una veintena de autores de diferentes zonas de la geografía hispanohablante para que abordaran con plena libertad aspectos lingüísticos relacionados con la diversidad del idioma que une a los cientos de millones de personas que tienen el español como lengua materna. Un puente muy sólido y transitado que conecta a hablantes de más de veinte países.

Los escritores Marta Sanz y Fernando Iwasaki celebraron hoy esa diversidad del español que «es el idioma común que nos separa, pero cuyo gran misterio es que nos permite entendernos, ya que estamos felizmente condenados a entendernos», según ironizó el mexicano Juan Villoro en un vídeo.

«Hablamos una lengua que no se deja domesticar y que tampoco domestica a sus autores, y eso es maravilloso, aunque nos produzca placeres y sufrimientos a quienes escribimos», se felicitó la española Marta Sanz que, en su ensayo explora la polisemia de la voz polla en los países hispanos y que celebró haber incorporado a su vocabulario expresiones como va que chuta, de los llanitos gibraltareños, y voces como chévere gracias a famosas telenovelas como 'Cristal' o 'Topacio'.

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«Tenemos la fortuna de tener pocos obstáculos para entendernos, muchos menos que los alemanes o los chinos», se felicitaba el peruano español Fernando Iwasaki, que juega en su texto con los significados de huevo, huevón, huevada y toda la constelación de sus derivadas, y que sostuvo que la voz chévere es, en realidad, palabra de origen castellano y que se usaba acá en el siglo XVI.

«Fue Carlos V quien, sin hablar una palabra de español, trajo a España a un preceptor belga, Guillermo de Croy, Monsieur de Chièvres, que vestía con vistosos colores en una España de negrura y seriedad extrema. Cuando aparecía en una reunión todo cambiaba y si alguien se atrevía a vestir con colores se le decía 'te ves muy Chièvres, o sea muy chévere», explicó. «Había además un refrán castellano que rezaba 'cuidaos vos, doblón de a dos, que monsieur de Chévere es más chévere que vos'», agregó Iwasaki. «Es fantástico que esta palabra cruzara el charco camino de América, que se olvidara en España, que regresara siglos después con telenovelas como 'Topacio' y 'Cristal', y que aún pensemos que nos llega de Colombia y Venezuela, cuando salió de Valladolid».

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«Nuestra lengua no es la misma pero es igual. Es una lengua que nos hace proclives a la complicidad, que nos permite entender a todos quienes la hablan, lo que no ocurre con el 13% de la humanidad que habla chino, o con los que hablan alemán, que es distinto en Zúrich que en Múnich», aseguró Iwasaki.

«Juntamos tantos modos de hablar como tonos de piel», aseguró a través de un vídeo la colombiana Laura Restrepo, que se despidió de «panas, guates, tíos y tías, madres, parceros, colegas, hermanas y camaradas».

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«Este libro celebra que unidad no significa homologación, y que apostar por la unidad y la diversidad es el buen camino. La diversidad nos ayuda a huir del fundamentalismo, y la literatura es la capital de un idioma sin centros», aseguró Luis García Montero sobre un ensayo que desde diversos perfiles «recoge las enseñanzas de la filología y las lleva a la vida cotidiana y celebra con humor la riqueza del lenguaje».

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