El horror de la guerra

Y no es para menos. La exitosa franquicia de Tadeo Jones, el pase ayer de 'Un día más con vida' y otros títulos de reciente cuño avalan un lustro de importantes muestras que nada tienen que envidiar a las propuestas realizadas por industrias con una solera muy productiva en este terreno.

El excelente y llamativo trabajo de Alberto Vázquez resume un esfuerzo plástico brillante y espectacular. Hasta es posible que me quede corto en resumir sus atributos y la grandiosidad visual de sus imágenes.

Este asombroso drama cuenta un alegato antibélico desgarrador. En un universo fabulado por la fantasía una comunidad de osos concentra su rabia en recuperar su espacio, el bosque mágico, arrebatado por una legión de unicornios. Dice la leyenda que quien cace al último unicornio y beba su sangre se convertirá en un ser hermoso y eterno.

Este mito está narrado con la voz en off del actor Ramón Barea, que nos introduce en un mundo de inquina brutal. Los osos, de dulce aspecto y rasgos de variada personalidad, se instruyen para la batalla en una secuencia de clara referencia a 'La chaqueta metálica' de Kubrick, con sargento inflamando de ánimo castrense a los reclutas.

Con una paleta pictórica expresionista propia del mejor cine de terror, la batalla final, uno de los grandes logros de la historia, concentra tal grado de expresividad dantesca, teñida de un color rojo intenso, que hace la visión de esta obra un hito inmenso y recomendable.