'La historia Interminable'
CON LOS SIETE SENTIDOS ·
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CON LOS SIETE SENTIDOS ·
Aquella alumna de sexto de primaria trajo 'La historia Interminable' de Michel Ende, con la idea de que la fuésemos leyendo cada martes, en la hora dedicada a leer en voz alta, comentar y opinar, del mismo modo que habíamos hecho con otros libros. El ... mismo día otra alumna apareció con 'Matilda'de Roald Dahl, y un tercer escolar con 'El año del gato' de Jaume Copons. Confieso que todos me gustaron, aunque el nivel de dificultad lectora es diferente —algo que nunca me ha preocupado, pues para mí el interés por un libro es más fuerte que la edad lectora recomendada, y adquirir con ello un buena práctica y comprensión lectoras es fundamental—.
Sí debo reconocer que, de pronto, me inquietó la coincidencia de que las tres obras tuviesen que ver con el colegio: En las dos últimas se apreciaban, no solo espacios y ámbitos de un centro escolar, sino también diferentes tipos de profesores, sus cualidades o las contrarias etc. En la primera, el colegio parece relegado al desván donde el protagonista lee a escondidas y vive 'La historia Interminable'. Sin embargo, no pude dejar de darle vueltas a ese escondido paralelismo que hay entre la educación y la filosofía de la obra de Ende, quien defendía que «para encontrar la realidad hay que darle la espalda y pasar por lo fantástico»
Más de una vez pensé que, sin llegar a darle realmente la espalda a la realidad (en educación eso no se puede obviar), estaría bien entrar en el «país de cómo arreglar, mejorar o curar la Educación» y aplicar medidas que nos parecen fantasía pero que con seguridad nos devolverían a una realidad educativa mejor. Y pongamos, para que me entiendan: reducir a 15 alumnos las aulas de educación infantil; aplicar la ratio recomendada por la UNESCO de 1 orientador por cada 250 alumnos; formar adecuadamente a docentes y a las familias; tener en cuenta las opiniones de los profesionales educativo para tomar decisiones en Educación, sellar un pacto por la Educación que no dependa de los colores políticos sino de la calidad educativa,... Seguramente tras arreglar y poner en práctica estas «fantasías», la realidad se ordene. Por supuesto que el equilibrio entre la realidad y lo fantástico «no debe perturbarse: separado de lo real, lo fantástico pierde también su contenido».
Recomiendo, pues, estas tres lecturas, ingenuas y profundas, para leerlas y comentarlas en el aula; para los que disponen a su antojo las leyes educativas; para ti, lector. Para celebrar ese 5 de octubre, Día Mundial de los Docentes(y los 364 restantes). Para felicitar a los profesores, Para no olvidar las medidas «fantásticas» y totalmente reales que son necesarias, Para recordar con Bartolomé Cossio: «Gastad, gastad en los maestros». «La educación es cara, requiere grandes inversiones. Pero la ignorancia sale aún más cara».
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