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El escultor flamenco Arnao de Bruselas, autor entre otras joyas renacentistas de los altares mayores de Santa María de Palacio de Logroño o San Martín de Alberite, o del trascoro de La Seo de Zaragoza, murió en la capital riojana a ... finales de 1564, víctima de un brote de peste, y otorgó testamento el 19 de octubre de ese mismo año.
El testamento, que aporta valiosísima información sobre la vida y la obra del artista, ha sido localizado por el doctor Aurelio Ángel Barrón García, profesor de Historia en la Universidad de Cantabria, en el transcurso de una investigación sobre escultores flamencos y franceses en La Rioja.
Explica el profesor Barrón que Arnao Spierincks, rebautizado como Arnao de Bruselas en España -lo que era común con los ciudadanos extranjeros-, «pudo formarse en el taller familiar pero lo abandonó pronto: como Arnaut de Bruselles, en septiembre de 1536, entró en el taller zaragozano de Damián Forment. Ya en España, perfeccionó su estilo, adoptó las formas del Renacimiento y acabó siendo uno de los más extraordinarios escultores de su tiempo».
Arnao de Bruselas otorgó testamento el 19 de octubre de 1564 ante Rodrigo de Abecia, escribano de Logroño. Aquel verano la ciudad se vio afectada por un brote de peste que se llevó a muchos de sus vecinos y entre ellos, a Arnao. Gracias a su notable trabajo, había amasado Arnao una notable fortuna de más de 2.000 ducados y, orgulloso de su éxito, quiso que su familia lo supiera y se beneficiara, además de su esposa e hijo.
«Arnao legó una considerable cantidad de dinero a su compatriota Juan Flamenco, zapatero de Santo Domingo de la Calzada, a condición de que localizara y trajera a su padre, Tosan Espirin, y a su hermano Gil Espirin, también artesanos. El apellido Espirin o Spirin se ha mantenido en Bélgica, aunque también escrito de otras formas: Spierinckx, Spierincks, Spirinck, Spieringh, Spirinx...», argumenta Barrón.
En Logroño Arnao fue propietario de una huerta, una casa y un amplio taller, todo ello junto a la Puerta Nueva, cercana al actual Palacio de los Chapiteles, en Portales.
Agustín Pérez, amigo y colaborador del escultor desde hacía años, fue designado en la herencia tutor y curador del hijo de Arnao, Cebrián de Bruselas, que era de muy corta edad. «De hecho, Pérez defendió bravamente los bienes del menor y mantuvo un largo pleito con los mayordomos de la iglesia de Santa María de Palacio para conseguir que le pagaran lo que adeudaban al escultor por la obra del retablo mayor de la iglesia», añade el investigador.
Trabajó Arnao Spierincks en el retablo mayor de Santo Domingo de la Calzada contratado por Damián Forment. Hizo el retablo de Genevilla (Navarra), parte de los retablos de El Villar de Álava, Alberite y Santa María de Palacio, si bien el profesor Barrón le ha adjudicado recientemente los sepulcros del panteón de Nájera, que había contratado el pintor Alonso Gallego.
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