Gregorio Marañón y Bertrán de Lis retratado por el pintor Hernán Cortés. R.C.
«No cuento todo lo que sé, pero construyo un relato veraz»
Gregorio Marañón - Mecenas, abogado, académico y emprendedor ·
Personaje clave en la cultura, la empresa y la política, el nieto del doctor Marañón repasa nuestra historia reciente en 'Memorias de luz y niebla' / «Es una simpleza fruto de la ignorancia calificar a la Transición como régimen del 78»
Gregorio Marañón y Bertrán de Lis (Madrid, 78 años) publica 'Memorias de luz y niebla' (Galaxia Gutenberg), un recorrido por nuestra historia reciente. Nieto del médico y humanista Gregorio Marañón, abogado, empresario, mecenas y académico, desde una exquisita discreción juega un crucial papel cultural, político y social. Protagonista entre bambalinas de la Transición, aboga hoy por una reforma Constitucional. Presidente del patronato del Teatro Real, dijo no la cartera de Cultura y a los cantos de sirena de la política.
–¿En sus memorias hay más luz o más niebla?
–He vivido en una dictadura, en la Transición y en una democracia plena. En mis recuerdos sobre el variado paisaje político que conforma mi vida se entremezclan la luz y la niebla. También el olvido, pero el viaje es tan apasionante como alentador.
–¿En unas memorias se recurre al olvido selectivo y a las mentiras cordiales?
–He construido un relato siempre veraz, aunque no haya contado todo lo que sé.
–La cultura es estratégica, repite. Y hoy más que nunca. ¿El Gobierno debería hacer más para defenderla en la pandemia?
–No ha llegado el momento de enjuiciar, sino de colaborar. El debate político de signo partidista me parece un error, y así opina la inmensa mayoría de la ciudadanía. La pandemia es una experiencia nueva, y los gobiernos de todos los países la abordan con los medios y conocimientos que tienen, en cierta medida, mediante prueba y error.
–Un gran lección de su abuelo paterno fue la prevalencia de la bondad sobre la inteligencia ¿Sigue vigente?
–Todos sus nietos somos unos convencidos, y se lo inculcamos a los nuestros.
Gregorio Marañón en una imagen de su infancia junto a su abogado y su padre.
R.C.
–¿No tenemos hoy referentes intelectuales de la altura de su abuelo?
–En la Historia hay momentos en que confluyen de manera excepcional grandes talentos. Las generaciones del 14 y del 27 conformaron la Edad de Plata de la cultura española. Pero también tenemos hoy figuras extraordinarias. Y lo que es más importante, un país mucho más desarrollado en todos los órdenes.
–Se desprecia a la Transición calificándola como el régimen del 78 ¿Le duele?
–Es una simpleza fruto de la ignorancia. Me preocupa que quienes así piensan olviden que sin conocer bien nuestra historia, mal podrán construir el futuro.
–La Transición fue consenso y cordialidad y hoy la política se hace a bastonazos, como en el cuadro de Goya ¿Es nuestro destino?
–Cualquier tiempo pasado fue peor. Lo he creído siempre y lo creo. Aunque hoy falta diálogo y sobran descalificaciones, estoy convencido de que la inmensa mayoría de la población no está en eso y critica ese comportamiento de muchos de nuestros políticos.
–¿Es partidario de reformar la Constitución y ajustar el papel de la monarquía?
–Soy un firme partidario de actualizarla y hacerlo de nuevo desde el consenso. En los primeros años del mandato de Rajoy hubo una ocasión histórica. Es necesario cerrar la vertebración territorial del Estado que la Constitución del 78 dejó abierta y reformar el Senado. El texto constitucional debe igualar al hombre y a la mujer en la sucesión de la jefatura del Estado. La reforma lograría que las nuevas generaciones se sientan mejor representadas en la Constitución al participar con su voto en el necesario referéndum.
–Su abuelo materno, Vicente Bertrán de Lis, fue detenido y asesinado en agosto del 36 en la tapia de un cementerio. Tendría razones para el rencor, pero dice que es mal consejero.
–Debe llegar un momento en el que los asesinados y los asesinos de la Guerra Civil y de la Dictadura sean de todos. Que olvidemos la cuenta actual en la que cada una de las dos Españas sólo suma sus víctimas.
–«De todas las historias de la Historia la más triste es sin duda la de España, porque termina mal», escribió Jaime Gil de Biedma ¿Lo comparte?
–La historia está siempre haciéndose. No terminará hasta el fin del mundo. Soy optimista y estoy convencido de que cualquier tiempo futuro será mejor. Recomiendo leer a Pinker para convencernos de que, pese a todo, vivimos el mejor momento de la historia de la humanidad.
–Le ofrecieron entrar en política y nunca aceptó estar en primera línea. Ni con UCD, ni con el PSOE. No aceptó ser ministro de cultura ¿Por qué?
–Cada vez que la política ha llamado a mi puerta me he sentido honrado y agradecido, y he sopesado seriamente la posibilidad de dar el paso. Pero implicaba dejar todas mis responsabilidades en el ámbito jurídico, empresarial y cultural, y no retomarlas al terminar el mandato. Tampoco tenía claro si dispondría de los medios necesarios para desarrollar un proyecto atractivo. Al rechazar estos ofrecimientos tenía muy presente que, en una democracia, desde la sociedad civil podemos hacer política para defender nuestros ideales, y así lo he hecho siempre.
–El Real sigue hoy activo y es un faro para en el mundo de la ópera.
–Tiene el reconocimiento internacional por saber mantenerse abierto sin menoscabo de la seguridad sanitaria. Es el único teatro de ópera en Europa y América que mantiene su programación. El coste derivado de la situación es relevante. Se financia al 50% con la taquilla y las medidas sanitarias reducen a la mitad el aforo. El apoyo de las Administraciones, patrocinadores, abonados, trabajadores, orquesta y coro permiten ser muy optimistas.
Gregorio Marañón en su cigarral de Toledo.
R.C.
–Vivimos una era convulsa con apóstoles de la mentira como Trump y populistas como Boris Johnson que alimentó el Brexit ¿Volverá a resplandecer la sensatez política?
–La victoria de Biden y sus primeras decisiones, como recuperar la posición de EEUU en la lucha contra el cambio climático, revisar la política contra la inmigración de su antecesor, rechazar el negacionismo ante la pandemia y mantener la tradición del espíritu democrático americano son alentadoras.
–Es asesor de Cáritas ¿Lograremos que la pandemia no deje en el camino a los más vulnerables?
–Desafortunadamente, las consecuencias sociales a corto plazo son terribles. Se ha publicado la cifra de seis millones de conciudadanos que quedan situados bajo el umbral de la pobreza. Desde Cáritas, o desde cualquier posición, institucional o personal, que ocupemos, tenemos que hacer cuanto esté a nuestro alcance para paliar estos efectos y superarlos lo antes posible.
–Abogado, escritor, banquero, académico, empresario mecenas.... en su trayectoria profesional hay de todo. ¿De qué se enorgullece más y qué lamenta?
–No me enorgullezco de nada. Me he limitado a ir cumpliendo con mi deber, haciéndolo de la mejor manera posible. Y, aunque pueda lamentar los inevitables errores que haya cometido, he aprendido de todos ellos.
–¿Cuáles son los hoy sus retos?
–En las distintas instituciones que presido, –Logista, Universal Music Spain, Air City Madrid Sur, el Teatro Real, la Fundación Ortega-Marañón y el Teatro de la Abadía–, intento que, al tiempo que se afronta el terrible reto social y económico de la pandemia, no se dejen de lado los planteamientos estratégicos que había antes y que deberán continuar después.
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