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CÉSAR COCA.
Viernes, 20 de marzo 2020, 08:35
Si te gusta el jazz, te gusta Gershwin. Y si te gusta Gershwin es imposible que no te guste la clásica. Este neoyorquino judío de origen ruso encarna el genuino milagro americano: el de un joven sin apenas formación académica que triunfó en Broadway y los escenarios clásicos con una música que combina el jazz con la tradición europea.
Gershwin creció en una ciudad en la que cualquier familia de clase media tenía un piano. En las tiendas de música trabajaban jóvenes intérpretes que se ganaban unos dólares haciendo demostraciones ante los clientes. Gershwin pidió a unos de esos chicos que le enseñara a tocar. Así empezó el compositor estadounidense por excelencia. Un músico que cuando visitó a Stravinski tuvo la modestia de pedirle que le diera unas clases. El ruso le preguntó cuánto ganaba. Al escuchar la respuesta, concluyó: «Entonces, deme usted a mí las clases». De la popularidad de Gershwin da idea un detalle: cuando le diagnosticaron un tumor cerebral que exigía una intervención inmediata, fueron a buscar al mejor cirujano de EE UU, que se encontraba en su yate de vacaciones, en dos destructores de la Marina. No llegó a tiempo. El compositor murió a los 38 años, dejando un legado de melodías que todos hemos cantado alguna vez.
Disponible en: https://www. youtube. com/watch?v=O7-Qa92Rzbk
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