Muchas ganas y color en el estreno del RockLand Fest

Y es que, en este caso, duplicar el presupuesto –superando el millón de euros– y el buen uso del mismo en la selección del contenido musical, han propiciado que también la afluencia de público se haya multiplicado esta edición.

Cientos de festivaleros ya esperaban el primer acorde de Belako frente al imponente escenario del RockLand Art Fest. A causa del inclemente sol que llenaba todo el espacio excepto la sombra que el escenario proyectaba, gran parte de los recién llegados se arremolinaban en torno a las barras que rodeaban el recinto, hasta diez, con las cañas que vertían cerveza fresca funcionando a pleno rendimiento.

Un acierto el traslado del festival a las pistas de atletismo, con superficie de sobra para estacionar en los aparcamientos habilitados e incluso en el más cercano al escenario principal.

Los componentes de Belako pronto se apoderaron de un público entregado que, en su mayor parte, superaba de forma holgada la treintena, muchos rendidos a la moda de camisas con estampados hawaianos y gorros de paja.

Mensajes contra el machismo, a favor del género sin etiquetas –recordaron que era el Día Internacional de la Visibilidad No Binaria– e invitaciones a bailar.

Cuando empezó a tocar Sports Team los asistentes se habían duplicado. Con un indie rock protagonizado por seis singulares personajes de Cambridge lograron meterse al público en el bolsillo enseguida. Y todo, con un sonido limpio pero vertiginoso en el que un personalísimo Alex Rice supo transmitir su caótico sentido del humor, muy aplaudido por el público calceatense, con el que intercambió impresiones culinarias desde el escenario.

Ilegales comenzó también con puntualidad máxima, a pesar de estar convocados según el programa a las 21.05 horas, fieles a la esencia de la jornada inaugural, con un rock más 'de aquí', más pausado por momentos, pero emocionando a los asistentes, que a estas alturas ya superaban de forma holgada los 5.000 presentes, muchos de ellos niños.

La mitad de los propietarios de las entradas llegaron cuando el grupo asturiano encaraba el final de su actuación.

Entre ellos y la emblemática y veterana banda británica The Stranglers hubo media hora de descanso, que fijó un antes y un después. Marcó un limbo entre la tarde y la noche, en la que los ritmos del más puro rock inglés y, después, los de la banda escocesa de indie rock, Franz Ferdinand, se adueñaron del fin de una exitosa primera jornada de festival rockero en Santo Domingo.