El Fárdelej resiste a fuego

El sábado parecía despertar con poco apetito festivalero. Ni de jarana por las calles, todo lo contrario a lo que había planteado el Fárdelej para esta agenda del calendario. Nubes amarradas a la peña Isasa y que encapotaban los cielos y una considerable bajada de temperaturas se ponían en contra de la invitación a salir a las calles a compartir música y vida. Y parecía que se iban a salir con la suya cuando la lluvia arreció antes del mediodía. Pero ya batallado en la lucha contra el COVID-19 y sus restricciones, el Fárdelej Festival Rioja Live resistió, esperó a que las nubes cedieran y supo tomar las calles de Arnedo con el gran ambiente que le caracteriza.

La primera noche había metido esas ganas en el cuerpo. Pasada la medianoche del viernes al sábado, La Banda de Late Motiv puso en pie al público que llenó el Teatro Cervantes tras vibrar por su repaso de clásicos del rock, desde el 'Black is black' de Los Bravos al 'Heroes' de Bowie, pasando por momentos vibrantes como 'Hot legs' de Rod Stewart, 'The way you make me feel' de Michael Jackson, el bailado desde la silla 'You never can tell' de Chuck Berry o el coreado 'Sábado a la noche' de Moris. El reloj y la obligación de cerrar a las 2 de la mañana dejaron la actuación sin un bis más y las ganas de continuar la fiesta.

Pero el sábado despertó bajo lluvia. Hubo que esperar una hora sobre las 12.30 programadas, y los zaragozanos The Drunken Cowboys salieron a escena para calentar el mediodía a través de su country-rock macarra con viajes hasta el punkabilly que recuerda desde ZZ Top a Hank Williams III. Con su cantante Juancho a lomos de una mecedora, ofrecieron un concierto canalla avivado por el espectáculo de su escupefuegos.

Pese a ese ambiente del rudo lejano oeste, el público del Fárdelej tuvo que extender los pantalones cortos a largos y echar mano de sudaderas. Pero mantuvo todas las ganas de disfrutar: a pesar de las amenazadoras nubes, llenó el espacio exterior acondicionado ante el Teatro Cervantes desde que la lluvia dejó espacio. Y después, ya sobre las 15 horas, llenó las terrazas en un largo café torero al que pusieron ritmo los pinchadiscos Asier Gilgo y Zeta desde el carro móvil patrocinado por la Asociación de Comerciantes y Hosteleros de Arnedo y que recorrió las distintas zonas del centro de la ciudad.

Los sonidos de raíz de Sonia Vera Swing Band pusieron el postre y César Gallard y Lugg metieron ritmo con sendas sesiones en el atardecer antes de entrar de nuevo al Teatro Cervantes para una noche en la que esperaban Ángel Stanich y Siloé.

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